El secreto mejor guardado del cerro del castillo se ha desvelado:
aunque fue destruida durante la Guerra de Independencia, todavía quedan
vestigios de la iglesia de San Román: los primeros restos acaban de ver
la luz, después de meses de búsqueda concienzuda, de catas y
excavaciones, de paciente y duro trabajo de campo. Fabiola Monzón, la
arqueóloga que dirige estos trabajos, no podía ocultar su alegría y su
emoción, sentimientos compartidos con el resto del equipo. «Era algo que
llevábamos esperando durante mucho tiempo. Aunque soy muy cauta y
siempre procuro recoger todos los datos para contar con la mayor
información posible, estamos donde estamos: en la iglesia de San Román»,
dice Monzón con entusiasmo. El descubrimiento se encuentra en la subida
al cerro desde la calle de San Esteban, entre el Hotel Abba y la
fortaleza.
«Sabíamos que en esta zona había una especie de murete que se veía a
través de talud. Y era una de las zonas en las que teníamos previsto
actuar. A la hora de limpiar, vimos que había una gran estructura, en
parte cortada por la carretera. Aunque hay varias estructuras que ahora
debemos ir desenmarañando, se ven bien las caras buenas que nos irán
mostrando mejor la estructura.Pero ya se ve una pared de buena sillería y
un suelo de baldosa que podría corresponder a una capilla o a otra
estancia. Posiblemente el muro pertenezca a uno de los laterales o a los
pies del templo», aventura Monzón. Con el plano más fidedigno que se
conserva de esta mítica iglesia, la arqueóloga señala el punto en que,
aproximadamente, se encuentra la excavación que ha sacado a la
superficie los estos del templo.
Entre la maraña de piedras, ya que algunas de las que ahora se ven
están ahí porque se derrumbaron sobre la estructura, se distingue
perfectamente el perímetro y la simetría de las paredes y del suelo. El
hallazgo de los primeros vestigios de la ansiada iglesia de San Román ha
traído consigo otros descubrimientos bien interesantes, como un
conjunto de monedas, la mayoría portuguesas. «A falta un mayor estudio
para precisar mejor, estaríamos hablando de monedas de entre los siglos
XV y XVI. Algunas de ellas son ceitiles y otras pueden ser reales
prietos o medios reales prietos». Parte de estas monedas, explica la
arqueóloga, están ya depositadas en el Museo de Burgos, donde serán
limpiadas.
Los hallazgos dan una información muy valiosa, «porque podríamos estar
moviéndonos en la época de Juana la Beltraneja o en la época dorada
comercial de Burgos del siglo XVI». También han aparecido jetones, esto
es, monedas acuñadas generalmente en cobre que no eran tales, sino algo
así como fichas de valor que funcionaban según el mercado y su uso era
muy común en las haciendas de los Estados y entre mercaderes y
banqueros. «Es muy interesante porque es la primera vez que se encuentra
algo así en Burgos», apunta Fabiola Monzón.
Otro de los espléndidos descubrimientos que ha
sacado a la luz San Román es un moldura gótica. «Tenemos un suelo, unos
muros de construcción fuerte y un elemento artístico claramente
religioso. Estamos en San Román». Por si estas pruebas no fuesen
suficientes, se añade una cuarta: se trata de varios restos humanos,
esqueletos que han aparecido en esa misma zona y que pertenecen a varios
individuos, si bien no enterrados de manera aleatoria. Para Fabiola
Monzón, se trataría de enterramientos pertenecientes a alguna capilla
del templo. Aún hay más: se ha encontrado un trozo de una bala de cañón
de la época napoleónica.
Monzón y su equipo confían en seguir hallando más restos de la iglesia
de San Román en los meses venideros ahora que se ha dado por fin con
ella; aunque el proyecto de excavaciones concluye en marzo, es de
suponer que el Ayuntamiento de Burgos prorrogará la campaña después de
los importantes frutos que ésta ha dado y en vista de todo lo que
todavía queda por sacar a la luz.
Fuente: http://www.diariodeburgos.es/noticia/ZFA72EA70-C226-E3E1-9AA3C243E6AC8AB6/20150203/san/roman/sale/luz
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