El paso del tiempo ha dejado en apenas una sombra el sistema de
fortificaciones militares medievales de la comarca burebana que contó
con treinta de estos elementos en sus momentos de mayor esplendor. Así
una decena de castillos y dos torres has desaparecido sin dejar apenas
rastro siendo la más reciente la Torre de Zuñeda que contaba incluso con
la etiqueta de BIC.
Curiosamente, según los datos disponibles,
esta torre ya no existía en la década de los 80 cuando se redacto el
listado siendo su último uso conocido el de pajar y gallinero quedando
ahora solo un suelo de cemento.
Esta pérdida patrimonial ha sido
documentada en un trabajo de investigación realizado por Ricardo Cuesta
recurriendo tanto a bibliografía sobre el tema como a fuentes orales.
Así no solo ha quedado constatada la desaparición de las fortificaciones
sino el estado próximo al mismo destino de otras de las que aún se
conservan restos susceptibles de puesta en valor turístico.
Un
ejemplo es el castillo de Rojas de Bureba construido en el siglo X, que
hasta principios del XX aún presentaba elementos en buen estado, y que
actualmente se cae, literalmente, a pedazos. Incluso en algunas villas
como Río Quintanilla en el Valle de las Caderechas se localiza la cara y
la cruz de las construcciones defensivas burebanas. Por un lado se ha
recuperado su torre defensiva como atractivo turístico pero a poca
distancia, sobre el Cerro de San Vicente, se localiza uno de los
escasísimos restos de la presencia de los Templarios en La Bureba en
ruinas.
Curiosamente otro de los castillos
desaparecidos en la comarca, el que existió en la villa de Buezo a las
orillas de los lagos de San Vicente, también estuvo vinculado a la orden
de los caballeros templarios. Solo se conservan unos mínimos restos de
la construcción en la Cueva de San Vicente del santuario de Santa
Casilda. La puesta en valor de los castillos y torres que aún hoy
sobreviven e incluso la señalización de los antiguos emplazamientos es
considerado como un recurso de interés por los especialistas en turismo
de interior.
Señala que el diseño de una ruta de castillos
burebanos sería un incentivo más para los visitantes señalando que
muchos de ellos se ubican, o ubicaron, en lugares donde otros atractivos
presentan mejor estado de conservación.
Un ejemplo de fusionar
ambas posibilidades se localiza en la villa de Pancorbo que ha
recuperado una de las construcciones militares, la fortaleza de Santa
Engracia, más ‘joven’ de la comarca. Este fuerte fue edificado en un
punto de altura superior al antiguo castillo pancorbino que se encuentra
en la lista de elementos en riesgo de desaparecer.
Fuente: http://www.elcorreodeburgos.com/noticias/2014-01-23/un-estudio-alerta-de-la-perdida-de-12-fortificaciones-en-la-bureba
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