lunes, 19 de octubre de 2009

-Ruta de Carlos V. Medina de Pomar.

Medina de Pomar se convirtió en octubre de 1556 en parada y fonda del Emperador Carlos I de España y V de Alemania. Llegaba desde Laredo, donde había desembarcado del largo viaje iniciado en Flandes. Y su destino era el monasterio jerónimo de Yuste en la comarca cacereña de la Vera, adonde llegó en 1557 para morir tan solo un año después. En el día de ayer, la ciudad volvió a ser parada y fonda del monarca y su corte, a los que acompañaron medio millar de caminantes cántabros, extremeños y vascos.

A todos ellos les esperaba el poderoso Condestable, Pedro IV Fernández de Velasco y Solier, acompañado por su mujer Juliana Angela y toda la corte medinesa, así como representantes del clero y de todos los estamentos. En un nuevo esfuerzo por recrear este momento histórico, el casco antiguo de Medina se transformó por unas horas. El condestable, interpretado desde hace una década por Ramón Hilario Rodríguez, rememoró lo bien que sentó a Medina aquella visita de la realeza. «Que haya misa mayor, bailes y mercados, que se hornee pan en mi alcázar, que se repartan monedas entre los menestorosos y que se libren reos y se suspenda el pago de impuestos...». La ciudad bullía en 1556 como lo hacía ayer para ver todo un espectáculo, en el que participan cientos de figurantes y los caminantes que realizan el recorrido a pie desde Laredo hasta el puerto de Los Tornos.

Miguel Ángel Marsella se enfundó por quinto año en el papel de Carlos V. En su discurso en la plazuela del Corral, que otrora fuera testigo de una escena muy parecida, recordó otros episodios en que la familia real había pasado por Medina: «Mi corazón tiembla emocionado por estas calles que también conocieron mi abuela, Isabel La Católica, y mi madre, la mal llamada loca (doña Juana), cuando fue a embarcar a Laredo para casarse por el Archiduque de Austria».

Y es que la ciudad forma parte de la historia de España y la Ruta de Carlos V quiere tratar de unir las tierras por las que viajó el monarca. De Laredo a Montija y a Medina para seguir por Burgos y continuar por Palencia, Valladolid, Salamanca y Ávila antes de entrar en Cáceres, el último hito del viaje imperial. Así lo manifestó ayer Fermín Unzue, en representación de la Consejería de Turismo cántabra, con quien coincidió el alcalde medinés, José Antonio López. En su opinión, actos como los de este fin de semana «servirán de eco para que otras provincias reciban con los brazos abiertos al Emperador, porque es tarea de todos recordar viva la historia».

Sus palabras llegaban después de que el Condestable hubiera entregado las llaves de la ciudad a Carlos V y todo el cortejo hubiera recorrido la avenida de Bilbao y la calle Mayor, llenas de espectadores. La próxima cita será en Bruselas, donde la Red de Cooperación de Municipios de la Ruta de Carlos V va a presentar el próximo mes su proyecto turístico y cultural para dar una entidad europea a esta iniciativa.   

Fuente: diariodeburgos.es

domingo, 18 de octubre de 2009

-La capilla de San Olav, en Covarrubias, comenzará su construcción en noviembre.

Después de siete años de trámites y de varios anuncios de inicio y término de obra que finalmente se han quedado en el aire, la capilla de San Olav vuelve a la actualidad con el inminente inicio de los trabajos que permitirán hacer realidad el sueño histórico de la Princesa Kristina de Noruega. Tras el anuncio de licitación de finales de agosto, hoy se adjudicará la obra por un importe de unos 900.000 euros, al que habrá que añadir el equipamiento, y un plazo de ejecución de ocho meses.

La noticia coincide con la celebración este fin de semana en Covarrubias de las jornadas culturales Notas de Noruega y la reunión hoy del Patronato de la Fundación Princesa Kristina, promotora del proyecto junto al Ayuntamiento rachel, entidad que ha cedido el terreno. El complejo cultural se levantará en el paraje conocido como Valdetorres y se extenderá por una superficie de dos hectáreas.

La construcción de este complejo cultural y religioso responde al deseo de la Princesa Kristina, cuyos restos descansan en la Colesgiata de Covarrubias. La joven recibió de su esposo, el infante Felipe -hermano de Alfonso X El Sabio-, la promesa de levantar una capilla dedicada a San Olav, patrón de los noruegos.
El cumplimiento de este deseo histórico ha sido posible gracias a la intensa labor realizada por la Fundación, cuyo objetivo pasa por reforzar los vínculos entre España y Noruega, para conseguir fondos de cara a la construcción de la capilla. De igual forma, el Ayuntamiento se ha involucrado directamente en la ejecución del proyecto facilitando los trámites que estuvieran a su alcanza. Y finalmente, instituciones y entidades como la Junta de Castilla y León, Caja de Burgos, Cajacírculo, Gobierno noruego, Diputación y UE han hecho posible la iniciativa con sus contribuciones económicas.

El edificio no sólo cumple la promesa realizada a la Princesa Kristina sino que es una firme apuesta para incrementar el, ya de por si, rico patrimonio de Covarrubias con una arquitectura de vanguardia. Su espíritu moderno es fruto del estudio de las iglesias románicas y prerománicas; como por ejemplo la cercana Santa María de Lara.

A escasos 500 m. del casco histórico de Covarrubias, en dirección a las ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza, un camino de tierra nos lleva hasta el Valle de los Lobos, paraje natural de singular belleza donde se levantará la Capilla de San Olav. Ya desde el primer momento en el que se acceda al hermoso valle el visitante tendrá como guía la torre campanario, lo que servirá como llamada de atención para un edificio tan representativo. La masa de la iglesia se presenta a los ojos del paseante con la misma solidez que las antiguas ermitas. Su acabado en metal, el equivalente moderno de la piedras de antaño, presentará el mismo color rojizo que los monumentos de Covarrubias, como la torre de Doña Urraca.



Para el paseante, en cambio, el edificio ofrece un porche en madera donde sentarse cómodamente al sol en invierno y a la sombra en verano, como final de un agradable paseo.
Una gran puerta da acceso al espacio interior. Como tránsito entre el espacio impresionante del valle y la recogida sala de la Iglesia hay un espacio de unas pequeñas proporciones que actúa como el zaguán tradicional, permitiendo la solemnidad del espacio interior. La sala, orientada Este-Oeste, a pesar de ser pequeña en dimensiones reales ha sido diseñada con la mayor riqueza espacial posible. Primeramente tiene una pequeña zona de circulación que incluye una zona para bautismos. Luego aparece el espacio de los fieles (o los espectadores en caso de actos culturales). Al fondo y con una altura superior esta el espacio del altar, con la zona aún más alta y oculta donde estará la efigie de San Olav. Lateralmente y tambien ligeramente elevado tendremos el coro, útil tambien para situar a una pareja de novios. Cuando el edificio funciona como sede de la fundación los oyentes se giran hacia el coro que se convierte en el escenario principal, sin tener que tocar ninguno de los elementos religiosos. Se ha diseñado además una “silla San Olav” que girando sobre sí misma sirve para el uso religioso y para los actos culturales.

El interior será en su totalidad de cálida madera, incluídas las grandes vigas de la estructura que forman parte del espacio. La luz ha sido estudiada al máximo. El espacio de la Iglesia estará en una penumbra en la que los reflejos del sol ayudarán a crear un ambiente tranquilo y recogido. La pila bautismal, el coro, el púlpito y el altar tienen una cuidada iluminación individual. Todos los detalles (tiradores de puertas, sagrario, púlpito) han sido cuidadosamente diseñados con la mayor sencillez posible.
El edificio incluye una pequeña sacristía, y en otro bloque anejo unos servicios y un almacén.
La torre campanario, que en un principio fue una llamada, sirve también de mirador para contemplar la totalidad del valle, e incluso en la lejanía la silueta de Covarrubias.
Entre la torre y la iglesia se aprovecha la pendiente natural para disponer unos bancos, generando un auditorio natural. Con sólo abrir un portón este espacio queda comunicado con el interior de la capilla, usando el mismo escenario. Además aquí se encauza el arroyo existente y se coloca una fuente para que los paseantes puedan refrescarse.


La construcción será un edificio multifuncional que podrá servir tanto para la celebración de actos culturales: conciertos, exposiciones, conferencias, reuniones, etc.  como para actos religiosos: bodas, bautizos, comuniones, misas y romerías. El interior de la capilla tendrá una capacidad de 150 - 200 personas y empleando su espacio exterior, para aproximadamente de 600 a 800.


La capilla será un espacio cultural abierto. Las iniciativas promovidas desde distintos colectivos en ambos países e incluso de ámbito europeo o internacional podrán llevarse a cabo con el beneplácito del Ayuntamiento de Covarrubias y la Fundación Princesa Kristina. Los Patrocinadores del proyecto podrán utilizar el espacio para conferencias, reuniones u otros actos.

Fuente: www.diariodeburgos.es y www.noruega.com

jueves, 15 de octubre de 2009

-Huellas de dinosaurios en Salas de los Infantes.


La comarca de Salas de los Infantes cuenta con importantes yacimientos paleontológicos. Cronológicamente, el primero es el de Cantera Cavila; allí, en una potente serie de calizas bien estratificadas, encontramos sedimentos del Jurásico Inferior, depositados entre hace 160 y 140 millones de años cuando esta zona estuvo sumergida bajo el mar. Destaca su enorme riqueza fosilífera, siendo rico en Ammonites, Belemnites e incluso reptiles marinos como el Ictiosaurio.

Relacionado con los dinosaurios, Salas cuenta con dos yacimientos, ambos con sus huellas: Costalomo y Peña Uñor. En Costalomo encontramos rastros de dinosaurios carnívoros y herbívoros. Durante julio de 2003 se han realizado excavaciones de dinosaurios datados en el intervalo del Jurásico superior al Cretácico Inferior, con una antigüedad de entre 140 y 120 millones de años. Las excavaciones han sido organizadas por el Colectivo Arqueológico Paleontológico de Salas (CAS).


El dinosaurio que se ha excavado en La Revilla-Ahedo es un rebaquisáurido, herbívoro cuadrúpedo de cuello y cola largos. Al espécimen de este yacimiento se le ha calculado unos 12 metros de longitud en base a su fémur, de más de un metro de altura, expuesto en el Museo de Dinosaurios de Salas.
Este dinosaurio tiene un indudable valor científico ya que sólo se habían encontrado sus restos en África y Sudamérica, por lo que el ejemplar burgalés apoya una hipótesis que postula que hubo una conexión terrestre entre estos tres continentes en algún momento del Cretácico Inferior.
Además, el rebaquisáurido de La Revilla es varios millones de años más antiguo que sus parientes africanos y sudamericanos, siendo el primer representante conocido de esta familia de dinosaurios.


El yacimiento de Tenadas de Costalomo fue el primer lugar en que se citan huellas de dinosaurios en la provincia de Burgos y ha sido objeto de diversas publicaciones científicas.
Hay una característica que hace realmente especial a Costalomo y es el modo en cómo se han conservado las huellas. No están hundidas en la roca sino que sobresalen del estrato como relieves redondeados. Imaginemos un dinosaurio a la orilla de un río pisando sobre barro muy blando y plástico, y bajo éste, una capa de arenas. El animal hunde su pie en el fango, llegando a contactar con las arenas inferiores. Debido a la textura del barro el dinosaurio no ‘rompe’ su huella al sacar el pie, sino que lo retira hacía atrás dejando su molde en el barro. Tras esto nuevas arenas cubren el fango rellenando las huellas. Las arenas, una vez consoliden, llegarán a soldarse con la capa de arenas inferiores, que sujetarán la huella.

Millones de años después la erosión hace aflorar las primeras huellas en Costalomo, que actualmente no tienen paralelismos conocidos en ninguna otra parte del mundo.


Fuente: sierradelademanda.com

miércoles, 14 de octubre de 2009

-Descubiertas nuevas cavidades en Atapuerca.


Atapuerca sigue deparando sorpresas. Los trabajos de preparación del terreno para construir un almacén de apoyo a la excavación en el exterior de la Trinchera del Ferrocarril han puesto al descubierno nuevas cavidades con sus correspondientes rellenos. Se trata de oquedades pertenecientes al complejo kárstico de la Sierra y podrían contener restos fósiles susceptibles de ser estudiados.

Según los datos facilitados por la Consejería de Cultura y Turismo, se ha identificado una boca de cueva tipo sima o silo, de desarrollo vertical y forma circular de 70 por 90 centímetroscolmatada por sedimentos de facies rojas de exterior de características pleistocenas. Asimismo, en los frentes este y sur del área intervenida han aparecido además otras dos bocas rellenas por sedimentos de margas resedimentadas y de facies rojizas con cantos soportados con matriz arcillo-arenosa.

El director general de Patrimonio, Enrique Saiz, apuntó que se eligió precisamente esa zona para ubicar el almacén al no prever que hubiera en ella cavidades kársticas. Sin embargo, al excavar el terreno han salido a la luz. «Los tentáculos de las cuevas llegan incluso hasta esta zona», apuntó.
Con el objetivo de obtener toda la información sobre la nuevas cavidades, se ha encargado un estudio a la arqueóloga Ana Isabel o Ortega, que es la máxima conocedora del sistema kárstico de Atapuerca. «Las cuevas de Atapuerca son cuevas colmatadas que están rellenas de sedimentos en los que se han encontrado fósiles. La fertilidad de estos sedimentos puede ser mucha, poca o nula y parece oportuno realizar un análisis en profundidad», añadió el director de Patrimonio.

La Consejería de Cultura y Turismo, de acuerdo con el equipo de directores de las excavaciones de Atapuerca, ha decidido interrumpir el desarrollo de las obras iniciadas a la vista de la localización de las nuevas cavidades.
Dadas las especiales características que reúne el Espacio Cultural de la Sierra de Atapuerca y la riqueza y excelencia patrimonial de sus vestigios arqueológicos, la Junta de Castilla y León está estudiando la posible modificación del proyecto de la nueva infraestructura que se venía ejecutando o bien su localización en otras zonas del complejo arqueológico. «El aspecto negativo del nuevo descubrimiento es que se van a retrasar las obras del almacén, pero el positivo es que se va a conocer más el mapa geológico del kárst».
Enrique de la Torre añadió que la Junta ha solicitado a los codirectores un plan de necesidades de infraestructuras al servicio a la excavación para no interverior en el desarrollo de las excavaciones.

Fuente: diariodeburgos.es

viernes, 9 de octubre de 2009

-Sobre la historia de la Bureba.

Posiblemente el nombre de Bureba procede del dios autrigón Vurobio, como así nos lo constatan cuatro aras votivas del siglo III o principios del siglo IV dedicadas a ésta divinidad, que fueron descubiertas entre 1973 y 1975, en el término de Barcina de los Montes. Lo que se desconoce es la relación existente entre la divinidad prerromana y la aplicación del topónimo a la comarca.

Hasta mediados del siglo XIII no aparece en la documentación el término Bureba. Anteriormente las referencias habían sido diversas: Villa de Orobi (863), Boruevan (867), Borovia (975), Borova (1054), Boroviam (1106), Borovie (1156), Buruva (1169), Voroviam (1198), Burueva (1230), Borueva (1237), y menos frecuente es el término Borovie.

La primera referencia documental sobre la ocupación del espacio físico de la Bureba se encuentra en el acta fundacional de la iglesia de San Juan de Orbañanos, del 1 de marzo de 867, en el valle de Tobalina, donde se cita por primera vez el nombre de esta región, Boruevan.

La invasión musulmana no provocó un vacío en el poblamiento anterior, pero sí un descenso del contingente humano, hasta que el movimiento repoblador del norte descendió en busca de las tierras burebanas para cultivos desde los valles de Losa, Sedano y Valdivielso. En la Crónica de Alfonso III, realizada en la segunda mitad del siglo IX, se narró la actividad expansiva de Alfonso I en el año 757 por las tierras de Alava, la Bureba y la Rioja.


Durante el siglo IX, apenas cien años después del inicio de la Reconquista, el poblamiento de la Bureba se distinguió por abundantes y exiguos núcleos muy próximos entre sí, carentes de condiciones defensivas y por una larga ocupación y utilización del suelo con fines agrícolas.
De mediados de este siglo son dos noticias, una referida a una donación de tierras y viñas en Briviesca y en Prádanos, y otra que significaba el avance de la repoblación desde los Montes Obarenes sobre la región.
Anteriormente, en el año 759, había tenido lugar la fundación del monasterio de San Miguel de Pedroso por la abadesa Nunna Bella, que bien podía considerarse como el primer conato repoblador de castilla. Fue muy favorecido por Fernán Gonzalez y quedó anexionado a San Millán de la Cogolla en 1049.

En el año 869 se alude a un monasterio de San Juan con posesiones en Briviesca. Todo el sector se hallaba dentro de una relativa seguridad y gozaba de tranquilidad y protección para permitir estos asentamientos. No obstante, a pesar de la recuperación de territorios por la monarquía asturiana las razzias fueron frecuentes e intermitentes durante la mitad del siglo VIII y buena parte del siglo IX. La fundación de Burgos por el Conde Diego Porcelos en el año 884 hace pensar que los lugares que quedaban por detrás, entre ellos la Bureba, gozarían de una cierta seguridad, pero que no llegaría definitivamente hasta el siglo XI, en el que Alfonso VIII trajo hasta estas tierras paz, estabilidad y progreso.

Fuente: Historia del poblamiento burebano.


viernes, 2 de octubre de 2009

-Ramón Bonifaz. Almirante de España.

Ramón de Bonifaz y Camargo es -a todas vistas- natural de la Cabeza de Castilla, así esta inscrito en el "Libro Armorial de la Cofradía de la Parroquia de Santiago de la Fuente de Burgos" con todo su linaje, genealogía y parentela; tanto de los Bonifaz como de los Camargo.
Nació en el año de Gracia de 1196, la Crónica General de Alfonso X dice de él que era “Omne de Burgos” y
“Sabidor de las cosas de la mar”.

Fue presentado a Fernando III el Santo cuando en 1245 estuvo en Burgos. Enterado el rey de sus grandes conocimientos marineros adquiridos en el mar Cantábrico, le encargó, a principios de 1247, del apresto en los puertos de Vizcaya y Guipúzcoa de una flota que había de operar en coordinación con su ejército en la reconquista de Sevilla.

Bonifaz entregó las reales cartas a los consejeros de las provincias del norte y ellas tuvieron de estimular la emulación entre navieros y navegantes. Una vez constituida su armada se puso rumbo al sur, reforzándola a su paso por Galicia con buques y tripulantes. Llegó a reunir una flota de trece naves de vela o “naues”, además de cinco galeras o “galea”, con muchos remos que se habían construido ex profeso a expensas de la Corona, en los astilleros de Santander a lo largo del año de 1247.

Se presentó Bonifaz con su armada en la desembocadura del Guadalquivir a principios de agosto de 1247, después de una navegación con temporales fuertes que acreditaron su pericia marinera y derrotó a las flotas de saetías y zabras moras que mandaba Abu Kabl, que trataron de impedirle el paso, así como las que conducía a Sevilla refuerzos desde África.

Remontó el río en cooperación con la caballería cristiana, apoyado desde la margen izquierda por el rey, a la sazón el Alcalá del Río, envió a tomar contacto con la flota en evitación del apoyo que de otro modo se hubiese dado a las naves musulmanas desde dicha ribera, hostigando a los cristianos.

Dominado el curso del Guadalquivir, en su parte cercana a Sevilla por el sur, ello permitió el paso de las fuerzas a la margen derecha y por tanto el ataque al importante arrabal fortificado de Triana y el destacar el necesario guarda flanco para evitar que acudiesen los socorros enviados por el Moro de Niebla.

La acción decisiva de la flota fue la rotura del puente-barrera que unía a Sevilla con Triana, que era el principal obstáculo que se presentaba a los buques cristianos para pasar “más río arriba”.

La crónica expresa la dificultad que representaba el puente-barrera, que era de barcas amarradas con gruesas cadenas, al esfuerzo del rey Fernando, cuyas tropas no bastaban para completar el cerco del sistema defensivo de Sevilla-Triana, no obstante los esfuerzos que enviaba el rey de Aragón Jaime I, a pesar de estar empeñado en su guerra del sur de Valencia, frontera con Murcia, reino musulmán también. Dice la crónica: “ Con todo estado lo hecho (la ayuda de Jaime) se tenía por poco estar en pie la puente que había sobre barcos, entre la ciudad y el arrabal de Triana”.

Se proyectó la operación de rompimiento del puente-barrera, para ser efectuada un día de viento y marea favorable y éste fue el tres de mayo de 1248, en que se conmemoraba la Invención de la Cruz en la flota y en el real de los cristianos. Bonifaz preparó sus dos naves más gruesas, probablemente dos carracas de carga, reforzando sus proas con gruesas tablas sujetas con pernos.

Empezó la acción al subir la marea y con el viento a favor, pues ya previamente se habían reforzado los palos, para que aguantasen la embestida. Las naves se lanzaron a toda vela contra el puente, que retembló al choque de la primera y se rompió al de la segunda, que era precisamente en la que iba Bonifaz. Se dio un asalto general a Sevilla y a Triana que fue rechazado, pero la resistencia de los moros estaba herida de muerte, al no poder recibir más refuerzos. Las fuerzas cristianas pudieron perfeccionar el cerco y anular la navegación de las naves moras, llegándose así a la rendición de la ciudad de Sevilla.

Dice la crónica que en la rotura del puente “consistió toda la victoria, porque los moros desde aquella hora conocieron ser vencidos”. El rey musulmán Axataf, al verse cercado y sin esperanzas de socorro, se rindió el 23 de noviembre de 1248.

Era palpable, después de esta experiencia, la necesidad de una fuerza naval propia de la Corona, y así el rey Fernando encargó a Bonifaz la construcción de unas atarazanas o astilleros donde se construyeran los vasos necesarios. Las estableció a orillas del Guadalquivir, en Sevilla, en el Arenal, y su alcaide fue Fernán Martínez Badana. Bonifaz consiguió con las fuerzas a su mando limpiar el río de obstáculos de tal modo que poco después las naves mercantes genovesas, pisanas, florentinas y aragonesas, pudieron entrar en el puerto de Sevilla.

Esta escuadra de Bonifaz, es la primera de todas las de la península ibérica, que se regía por ordenanzas realmente militares, ya que los códigos anteriores, como las “Ordinationes Ripariae”, estaban dirigidas a las naves mercantes.

En el año de 1250, el rey Fernando III, como recompensa a toda su labor, preocupación, saber y éxito, que de sus servicios se obtuvieron, vino en nombrarle Almirante de Castilla. El código de las “Siete partidas” publicado en tiempos del rey Alfonso X el “Sabio”, hijo de Fernando III, no hizo más que recoger todo lo anteriormente legislado en tiempos de su padre, en cuanto a lo que la mar se refiere, ya empezando a ponerse en práctica bajo su mandato.

Bonifaz, viéndose abatido físicamente y casi agotado por sus grandes esfuerzos en la tarea de organizar la primera marina de guerra, solicitó del rey ser retirado a su tierra burgalesa, donde fundó el monasterio de San Francisco. Falleció en la ciudad de Burgos en el año de 1256. Según otras fuentes fue en el año 1252. Durante la invasión francesa de 1808 fue destruido este lugar a cañonazos y una revolución posterior terminó de arrasar el sepulcro de Bonifaz. Ostentaba la siguiente inscripción: “Aquí yace el muy noble y esforzado caballero don Ramón Bonifaz, primer almirante de Castilla que ganó a Sevilla. Murió el año MCCLVI”.

La reina Isabel la Católica al visitar el monasterio, celosa del prestigio real, ordenó completar la frase añadiendo ”que fue en ganar a Sevilla con el rey Don Fernando”.

Por su testamento sabemos que estuvo casado tres veces: “con doña Andrea Grimaldo, con doña Luisa de Velasco et con doña Teresa Arias de las que hubo dos hijos et cuatro hijas”.

Fuente: Historia Naval de España.