miércoles, 30 de enero de 2008

-Los visigodos en Burgos.


---Tras las invasiones de pueblos bárbaros procedentes de centroeuropa a partir del año 409, no sera hasta el reinado del rey godo Leovigildo cuando se va a producir la plena integración de los territorios peninsulares bajo el poder visigodo.

Así, el año 574, Leovigildo ocupa la ciudad de Amaya, sometiendo a los pobladores montañeses del norte, que tras la caida del periodo romano habían vuelto a sus antiguos castros. Desde entonces se crearía el Ducado de Cantabria, con capital en la propia Amaya.
Los montañeses parece que se vincularon rápidamente a las iniciativas políticas del estado visigodo, asimilando cambios sociales tan importantes como la idea de “comunidad de aldea”. Esto es, el cambio a la propiedad particular, el definitivo sedentarismo, la explotación familiar de la tierra, los concejos vecinales y el definitivo predominio del cristianismo con el asentamiento de clérigos estables en el territorio.

Parece que en territorio burgalés, los principales asentamientos visigodos se situaban en la zona oriental, sobre todo en zonas bien protegidas, como San Felices de Oca, San Vicente del Valle, Santo Domingo de Silos, La Yecla, Barbadillo del Mercado, Quitanilla de las Viñas, Rupelo, Clunia, Hinojar del Rey, Castrillo del Val y Lara de los Infantes.
En el norte de la provincia serían puntos de reunión de guerreros y puntas de lanza de evangelización sobre los territorios más norteños, como Amaya, Castrosiero, Mijangos y San Millán de San Zadornil.

Es en este periodo cuando se produce la fundación de la sede episcopal de Oca y tal vez la posible diócesis de Amaya, de monasterios en Cillaperlata, Pampliega y tal vez en Silos, y la construcción de las basílicas de Santa María de Mijangos y Santa María de Quintanilla de las Viñas.

Con la entrada de las tropas musulmanas de Tarik en 711, se produce la desmembración del reino visigodo. Tarik toma Amaya, Mave, Oca, Briviesca y Pancorbo. Aunque aparentemente se mantiene el sistema administrativo visigodo, los antiguos castros se reconstruyen y se transforman en castillos y se respalda la unidad cristiana del territorio. La población se resguarda en las zonas montañosas del norte, modelándose un sistema de “Señor” titular de grandes propiedades colectivas y que protege a sus aldeanos de los ataques externos. En este territorio florecen cenobios como los de San Emeterio y San Celedonio de Taranco, Santa María de Valpuesta, San Román de Torillas y San Martín de Herrán.

Debido a esta nueva estructuración del territorio cristiano, se empezarán a producir las famosas y terribles aceifas para frenar su articulación y progresión. Ello dará lugar a dos siglos de luchas, hambre, penalidades y un afán de supervivencia que llevará poco a poco a la recuperación del espíritu del antiguo reino visigodo. Pero esa es otra historia…

martes, 29 de enero de 2008

-Excalibur.


Excalibur -los paleontólogos la bautizaron inmediatamente con el nombre de la espada mágica- apareció el 9 de julio de 1998 en la Sima de los Huesos, con la campaña de excavación de aquel año apenas comenzada.
El hacha fue encontrada sola, entre miles de huesos, barro y rocas. Es un bifaz o hacha de mano tallado por sus dos caras en cuarcita roja y marrón y de una calidad excepcional, datada hace 400.000 años.

La misma fue tallada con un material poco frecuente en la sierra de Atapuerca, cuarcita de color rojo. Apareció con los restos de una treintena de esqueletos, lo que hace pensar que era un objeto simbólico, que habría sido aportado al yacimiento, junto con los cuerpos humanos descubiertos, a modo de ofrenda.

Este hallazgo, único instrumento de piedra, recuperado junto con 4.000 fósiles humanos de 400.000 años de antigüedad nos indica que estamos ante un hito representativo de alguna creencia compartida por todo un grupo, y a la vez el comportamiento simbólico más antiguo hasta hoy conocido.

lunes, 28 de enero de 2008

-Villadiego



La villa fue fundada, según es tradición, por el Conde Don Diego Rodríguez Porcelos, Señor de Amaya, en la segunda mitad del siglo IX, en aquellos tiempos del Reino Astur en que la corona residía en Oviedo y Alfonso III impulsaba la repoblación de los territorios situados entre la Cordillera Cantábrica y el Duero, y algunos años antes de que el mismo emprendiera la gran obra de la fundación o repoblación de Burgos por mandato del Rey Alfonso III el Magno, hacia el año 884. Así se tituló esta Villa, bien porque el Conde Diego la fundara o bien porque fuera su dueño y señor.

Sin embargo, no será hasta el 978 cuando aparezca citado por primera vez en el documento fundacional del Infantado de Covarrubias.

Es también aquí voz común trasmitida desde tiempo inmemorial de padres a hijos que VILLADIEGO se denominó primitivamente Las Siete Villas de Diego. En la antigüedad hubo ciertamente estos barrios con sus iglesias, de los que sólo subsiste el primero. A saber: Barruelo, San Esteban, San Cristóbal, Tudanca de Arriba, Tudanca de Abajo, Mora y el primitivo villorrio de Villadiego. Lo más probable es que al fundar el Conde Don Diego este pueblo diseminara por la campiña una cuantas casas de campo, las cuales en el correr de los años, uniéndose unas a otras con nuevas edificaciones, formarían el núcleo de lo que luego se llamaría Villa de Diego o Villadiego.

Durante la Edad Media, Villadiego fue cabeza de alfoz y capital de merindad. Este hecho, unido al fuero otorgado por Alfonso VII en el año 1134 y confirmado posteriormente por Fernando III y Alfonso X, contribuyó a la consolidación del lugar como núcleo comercial y político.
Desde tiempo inmemorial estuvo Villadiego estrechamente vinculado a los Condes de Amaya. Don Fernando de Lara dominaba en Amaya y Ordejón y por lo menos desde 1182 defendía y tenía dominio en Villadiego. Pero en tiempos del Rey San Fernando pasó a dominio real y a él perteneció hasta el 18 de julio de 1255 en que Alfonso X el Sabio lo concedió en venta a Burgos, la que fue confirmada por su hijo Sancho el Bravo en 26 de mayo de 1285.

La prosperidad comercial de la villa, que formaba parte de las rutas de la sal, explica que acogiera a una importante comunidad judía ubicada entre las puertas del Arco de la Cárcel y de las Monjas, donde actualmente se encuentra el monasterio de San Miguel de los Ángeles.

Villadiego dependió de los señores de Amaya, y después de la Corona, hasta que en 1255 el Rey Alfonso X la otorgó al Concejo de Burgos.
A mediados del siglo XIV pertenecía la Villa, según el Becerro de las Behetrías, a Doña María de Portugal; siendo enajenados los derechos monetarios de Villadiego por Enrique II, en favor de los Tovar.
A principios del siglo XV fue vendida a Juan Fernández de Velasco a cuyo señorío ha pertenecido hasta su extinción en el siglo XIX.

En la actualidad, el trazado urbano de Villadiego conserva la antigua planta ovalada marcada
por la línea de la muralla que, ya a principios del siglo XV, rodeaba toda la localidad. De las cuatro
antiguas puertas sólo se conserva el Arco de la Cárcel, totalmente restaurado a partir de 1983 y
remodelado en su interior para acoger el Museo de Pintura y Etnografía, que incluye destacadas
obras pictóricas de Mariano Fortuny, Sorolla, Benlliure, Vicente López y otros autores de los siglos XV al XVIII.

La villa conserva todavía un buen número de edificios y rincones de interés. Entre ellos se
encuentra la Plaza Mayor, de forma irregular y rodeada de edificios porticados. Destaca de manera especial el profundo soportal del lado norte, a doble crujía y sustentado por columnas de piedra al exterior y de madera en el interior. La abundancia de soportales evoca la intensa actividad comercial desarrollaba en las calles de la villa. En el centro de la plaza se yergue la estatua del Padre Flórez, historiador nacido en esta localidad en 1702 cuya obra más conocida es la España Sagrada. Enfrente del Ayuntamiento, sobre el edificio donde estuvo situada la desaparecida ermita e Santa Ana, podemos observar la Torre del Reloj.

Al lado de la Plaza Mayor se sitúa la Plaza de los Mártires de la Tradición en la cual se
conservan una serie de casas-palacio de estilo renacentista que constituyen el conjunto
arquitectónico más notable de la villa. El edificio mejor conservado es el Palacio de los Velasco,
construcción de planta rectangular realizada a mediados del siglo XVI. Frente a ella se localiza la
Casa de los Borja, con una fachada construida en piedra en la planta baja y ladrillo en la superior.


Al suroeste de la villa se sitúa la iglesia de San Lorenzo, construcción que presenta planta
de dos naves con bóvedas de crucería del siglo XVI. Conserva una portada protogótica de finales del siglo XII. Su aspecto exterior actual responde a la reconstrucción neogótica de la torre realizada a principios del siglo XX. Próximo a ella se encuentra el Hospital de San Juan, edificio de gran sobriedad constructiva destinado en su día a dar asistencia a los peregrinos. Hoy día funciona como Casa de Cultura.
En el extremo opuesto se ubica la iglesia de Santa María, que conserva una primitiva portada del siglo XIII, si bien su interior fue renovado en el siglo XVI. Situado en las proximidades de la Plaza Mayor, en la calle de las Monjas, está el convento de San Miguel de los Ángeles, fundado a mediados del siglo XV por Alonso Rodríguez de Santa Cruz
con licencia del obispo de Burgos, Luis de Acuña. El monasterio se construyó sobre el antiguo barrio judío, y la iglesia, sobre la sinagoga. En clausura se conservan algunos recuerdos de la visita que realizó a la casa Santa Teresa.
Uno de los ejes más interesantes de la villa es el que discurre desde la fuente del Artesiano,
donde se encontraba la puerta sur, siguiendo la calle Estudio hasta la Plaza Mayor y desde allí, por la calle de Vega, hasta el Arco de la Cárcel. Este eje era la antigua vía comercial por la que llegaba la sal de Poza. Existían talleres artesanos, tiendas, edificios religiosos, como la desaparecida iglesia de San Juan de Mediavilla, y otros de prestigio como la Cátedra de Latinidad, cuya portada con escudo aún se conserva.

Ya a las afueras del pueblo se encuentra el barrio del Arrabal y la Ermita del Cristo. Se trata
de una capilla de reducidas dimensiones construida en el siglo XV, que alberga en su interior un
retablo barroco del XVIII y un Cristo yacente.
Villadiego comparte en su edificación la arquitectura en piedra, propia de la montaña vecina y
de los páramos circundantes, con la arquitectura de barro que distingue a las campiñas arcillosas de la cuenca.

domingo, 27 de enero de 2008

-El Brazalete de Oro de la Cueva del Silo.


Esta pequeña joya apareció en la Cueva del Silo en la campaña de 2004 y data de la Edad de Bronce, hace unos 3.000 años.
Se encontró en la devastada y tantas veces maltratada Cueva del Silo, que hasta la fecha había mostrado escasas evidencias arqueológicas. El brazalete de oro estaba oculto entre grandes bloques de piedra y data, según los expertos, de la Edad de Bronce, esto es, hace 3.000 años de antigüedad.
Este descubrimiento se produjo un 21 de julio por varios integrantes del grupo espeleológico Edelweiss.

El brazalete tendría que ver con posibles ocultaciones ceremoniales o votivas que se produjeron en parajes naturales durante la Edad del Bronce, lo que otorgaría un carácter sagrado al lugar.
Revela que los grupos humanos que desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce utilizaron el Portalón de Cueva Mayor como lugar de asentamiento principal y la Galería del Sílex como santuario, podrían ser los autores del ocultamiento de este extraordinario objeto de oro».

La hipótesis de que la sierra fuera un lugar sagrado no es nada descabellado, toda vez que tanto la Sima de los Huesos como la Galería del Sílex fueron, según los investigadores, sendos santuarios. Así, aseguran que la gran acumulación de cadáveres de la Sima de los Huesos, que es el mayor yacimiento de fósiles humanos descubierto en el mundo, demuestra que este era un tipo de práctica funeraria, por lo que el yacimiento, como ha aseverado Juan Luis Arsuaga, uno de los codirectores, lo sitúa como el santuario más antiguo de la historia de la humanidad.

Fuente: diariodeburgos.es

sábado, 26 de enero de 2008

-Ruta de Viaje por Tierras de Lara y Arlanza.


Pequeña guía de viaje para recorrer las tierras de Lara y Arlanza.
-OLMOS ALBOS: Torre levantada en 1554 por Diego de Gamarra y Leonor de Serón, cuyos escudos adornan la fachada.

-SAN QUIRCE: Fundada por el conde Fernán González, la iglesia actual, románica, fue consagrada en 1147.
-QUINTANILLA DE LAS VIÑAS: Al pie de la Peña de Lara, en cuyo extremo se encuentran los restos del castillo de Fernán González. La ermita dedicada a Santa María es visigoda, de finales del siglo VII.
-SAN MILLAN DE LARA: Conjunto urbano arquitectura popular e iglesia parroquial.

-SAN PEDRO DE ARLANZA: Fue construido por Gonzalo Fernández, padre del conde Fernán González, el año 912. Quedan restos de la gran iglesia románica comenzada el año 1080, así como de la torre, también románica, del siglo XII, claustros y algunas dependencias monacalas. Fue abandonado tras la Desamortización del siglo XIX. Aquí estuvieron enterrados el conde Fernán González y su esposa doña Sancha hasta su traslado a la Colegiata de Covarrubias en 1841.

-COVARRUBIAS: El recinto urbano, con restos de la antigua muralla, tiene un singular interés y es uno de los mejores exponentes de la arquitectura popular castellana. En el año 978 el conde Garcí Fernández funda en Covarrubias el monasterio de San Cosme y San Damián y crea el Infantado de Covarrubias para su hija Urraca. En 1148 doña Sancha, otra de las grandes abadesas del monasterio otorga fueros a la villa.

--Excolegiata de San Cosme y San Damián: Construida sobre otra anterior románica, la iglesia actual, gótica, fue comenzada en 1474. Bajo el altar mayor, descansan tres infantas abadesas, y en el presbiterio el conde Fernán González y su esposa Sancha, esta última en un bello sepulcro hispanorromano del siglo IV. El retablo principal es barroco y el órgano, de magníficas sonoridades, es de la segunda mitad del siglo XVII. En el claustro, construido en los primeros años del siglo XVI, está el sepulcro gótico de la infanta Cristina de Noruega, primera esposa de infante Felipe, hermano de Alfonso X el Sabio.
--Iglesia de Santo Tomás. Construida en el siglo XV sobre otra anterior, conserva la pila bautismal románica, un retablo del siglo XVI y otro barroco.

--Torreón de Fernán González. También llamado de doña Urraca, por la tradición de situar en él el encierro y muerte de la infanta. Es obra mozárabe del siglo X.

--Arco del Archivo del Adelantamiento de Castilla. Elegante puerta de muralla, el edificio fue construido en 1575 para sede el Archivo del Adelantamiento de Castilla por orden de Felipe II, cuyo escudo corona la fachada.
--Casa de Doña Sancha. Construcción medieval, típica de Covarrubias, con soportal, fachadas de adobe revocado, entramados de madera al aire y amplia solana en la planta alta.

--Crucero. Frente al Arco del Archivo, siglo XVI.

--Rollo jurisdiccional. Del siglo XVI.

-SANTIBÁÑEZ DEL VAL: En la desviación que lleva a Barriosuso, ermita mozárabe de Santa Cecilia; su interior presenta arco triunfal de herradura y cúpula semiesférica. Siglo X con añadidos, como el atrio, del siglo XII.

-SANTO DOMINGO DE SILOS: Conserva el pueblo aún su carácter medieval con arquitectura popular y elegantes casonas, así como restos de la muralla del siglo XII.

--Monasterio de Santo Domingo de Silos. De origen visigodo, encierra una de las joyas señeras del románico mundial: el doble claustro monacal. El piso bajo, el más importante, fue realizado a finales del siglo XI y comienzos del siglo XIII. Elegantes capiteles sobre dobles columnas y relieves coin la vida de Jesucristo en los ángulos. El artesonado, mudéjar, es del siglo XIV. Importantísimo archivo y biblioteca con manuscritos del antiguo escriptorio del monasterio o interesante botica con una gran colección de tarros de Talavera y el laboratorio con antiguo instrumental.

-CASTRILLO SOLARANA:De camino a Lerma, la iglesia parroquial dedicada a San Pedro, posee un interesante ábside románico.

-LERMA: Asentada sobre un cerro que domina el valle del Arlanza, la villa, en otro tiempo amurallada y cabeza de alfoz. Perdió su vieja fisonomía medieval en el siglo XVII por deseo y capricho expreso de don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, valido de Felipe III, y Duque de Lerma. El trazado urbano es uno de los más importantes realizados en el siglo XVII en España.

--Palacio Ducal. De líneas sobrias y elegantes, preside la gran Plaza Ducal, escenario de las oberbias fiestas palaciegas.

--Excolegiata de San Pedro. Construida a comienzos del siglo XVII por fray Alberto de la Madre de Dios.
--Monasterio de San Blas. Comenzado en 1613 por Francisco de Mora para monjas dominicas.

--Monasterios de la Madre de Dios. También de principios del siglo XVII para monjas carmelitas.

--Monasterio de la Ascensión. Iniciado en 1605 para monjas franciscanas clarisas, fue el primero construido de los seis que tiene Lerma.
--Exconvento de Santo Domingo. Comenzado en 1613 para dominicos, fue ocupado hasta la exclaustración del siglo XIX.

--Exconvento de Santa Teresa. Finalizado en 1617. Hoy alberga las oficinas Municipales y la Oficina de Turismo.

--Exconvento de San Francisco de los Reyes. Construido entre 1606 y 1613 para frailes franciscanos.

--Plaza de Santa Clara. Recoleta plaza situada entre los conventos de la Ascensión y Santa Teresa; al fondo discurre el pasadizo volado que une el Palacio Ducal con la Colegiata y desde el que se domina una espectacular panorámica de la vega del Arlanza. En un sencillo mausoleo se hallan los restos del Cura Merino.

--Ermita de la Piedad. Antigua iglesia parroquial del primitivo núcleo medieval. A su alrededor una pequeña plaza con soportales.

--Arco de la Cárcel. Puerta de la antigua muralla reformada por el Duque de Lerma.

--Ermita-humilladero del Santo Cristo. Junto al camino real de Madrid a Francia, forma parte del conjunto urbano del siglo XVII.

viernes, 25 de enero de 2008

-Tres Simas.


Se trata de otro yacimiento importante de la Trinchera del Ferrocarril, inmediato a Gran Dolina, que se continúa con la Covacha de los Zarpazos y el conducto vertical TN (formando parte las tres cavidades del complejo Tres Simas).


El conjunto es cronológicamente equivalente a los niveles superiores de Gran Dolina. Se han excavado trece niveles con evidencia de actividad humana, que se datan entre unos 200.000 y 400.000 años.

El tipo de industria hallada aqui corresponde al achelense (Modo II). También se han encontrado dos restos humanos (un pequeño fragmento de mandíbula y otro de cráneo)

jueves, 24 de enero de 2008

-Cueva Peluda.



Otra de las principales cavidades de la Sierra de Atapuerca es la Cueva Peluda, que se desarrolla en dirección NNW-SSE, paralela al eje de la Galería Baja, aunque sin llegar a conectar.


Contaba con dos antiguas entradas, ya obstruídas, una en el Pleistoceno y otra en el Holoceno, reconocibles por la existencia de restos de ambas épocas.

La realización de la Trinchera del Ferrocarril provocó la apertura de dos bocas de entrada artificiales, una de ellas actualmente ya obstruída -la Cueva de la Vía- que han permitido el acceso a su interior en el presente siglo.

Se desarrolla en el nivel más bajo del karst, en las mismas cotas que la Cueva del Silo, localizándose en ambas niveles de terrazas fluviales.

-Las Téseras de Hospitalidad.


Durante las excavaciones arqueológicas realizadas en los antiguos yacimientos celtíberos o romanos, aparecen objetos de cuyo nombre, apenas hemos oído hablar. Uno de ellos es, sin duda, la “tésera de hospitalidad”.

La tésera de hospitalidad era una lámina o estatuilla metálica utilizada por los antiguos pobladores de la península como un documento jurídico-religioso para identificar a las personas y reconocer sus derechos sobre acuerdos o pactos establecidos. Su posesión era suficiente para ser recibido amistosamente, viajar libremente por un territorio o entrar en las ciudades.

Aunque los pactos siempre habían sido anteriormente verbales, fue en los principios de la romanización cuando empiezan a ser téseras de bronce escritas con alfabeto ibérico.
Su forma podía ser muy variada. Algunas eran geométricas, zoomorfas, otras eran partidas en dos mitades, cada una de las cuales guardaban los interesados. La reunión de ambas, que encajaban perfectamente, era la prueba de la validez del documento.
Esta relación se convertía en un compromiso legal, bien entre un individuo y una ciudad, o bien entre dos comunidades. Los pactos de hospitalidad, además de facilitar los intercambios comerciales, servían también para estrechar los vínculos políticos entre ciudades.

Los romanos hacían otro uso diferente de la tésera. Eran salvoconductos militares para permitir el paso de personas por lugares o ciudades concretos, no tenían el valor de amistad y hospitalidad como en las téseras celtíberas. También las usaban como distinción honorífica o prenda de un pacto. En los campamentos romanos el general daba al atardecer a sus centuriones una tablilla (tessera) en la que figuraba la contraseña para entrar en el recinto.
La tésera gladiatoria era una tablilla larga de marfil en la que estaba escrita el nombre del gladiador, a quien se le daba como certificado de aptitud cuando dejaba de ser tirón o recluta, o como distinción honorífica; el de su maestro, y la fecha de sus primeros triunfos.

Se han encontrado tres téseras de hospitalidad en la provincia de Burgos. Una en Belorado y dos en Sasamón, la vieja Segisamo.
La de Belorado y una de Sasamón son placas zoomorfas, un pez y un cuadrúpedo, y contienen escritura ibérica, mientras la otra de Sasamón, también de perfil zoomorfo, tiene caracteres latinos en su escritura.

miércoles, 23 de enero de 2008

-Los castillos.



El castillo era una vivienda fortificada perteneciente al señor feudal o al rey, muy común durante la Edad Media en Europa. A lo largo de ese periodo las guerras son constantes de tal modo que era una necesidad de supervivencia la existencia de castillos capaces de resistir los frecuentes ataques y los asedios de fuerzas militares.

Los castillos cumplían con varias funciones. Servían como vivienda de los gobernantes, refugio para los campesinos, como prisión, custodia de riquezas, arsenales de armas, albergaban tropas militares y eran centros de la administración local de una comarca.

Desde el siglo IX hubo una gran variedad de influencias en la construcción de los castillos. La época de apogeo de éstos se dio entre los años 1000 a 1500. A partir de ese siglo XV pierden su función militar para convertirse en residencias nobiliarias.

Los castillos se solían construir en las cumbres de las montañas de fácil acceso a los valles. A veces se buscaba una colina que dominara el entorno ya que resultaba imprescindible poseer una amplia visión de la zona, pues en el fondo eran lugares de observación del entorno natural sobre el que dominaban.
A veces se construían utilizando la presencia de un río; otras veces, la natural expugnabilidad de una roca en una colina; otras, aprovechando un cortante de un precipicio.

A partir del siglo XI los castillos se construian con piedras sustituyendo a la madera. Apareció la torre que servía para protegerse de los proyectiles lanzados contra el castillo. Con el tiempo esta torre pasó a ser la "Torre del homenaje". El patio interno y la torre del homenaje estaban cercados por un muro de piedra. El número de puertas era generalmente una, ya que eran puntos débiles en el conjunto amurallado.

Los castillos evolucionaron sensiblemente a consecuencia de los viajes de los cruzados a Tierra Santa en donde pudieron contemplar distintos tipos de fortificaciones y de diferentes técnicas de asalto. En el siglo XIV apareció en Europa el cañón. Pero no empezó a extenderse su uso y su eficacia hasta la mitad del siglo XV.


A consecuencia de ello el diseño de los castillos tuvo que cambiar para hacerse más resistente. Las murallas se hicieron inclinadas. Pero aún así, a finales del siglo XV, los castillos comenzaron su declive porque los mismos Reyes eran los que incrementaron su poder y resquebrajaron la autonomía de los nobles locales. Limitaban la construcción y la reconstrucción de un castillo a su propia decisión y establecían fuertes castigos a sus transgresores. De esta manera se aseguraban reforzar su poder central. Así pues, los castillos empezaron a dejar de ser usados incluso como vivienda y comenzaron a arruinarse. En su lugar aparecieron las ciudades fortificadas.

La construcción de un castillo era una tarea larga y costosa. Podía durar varios años. Se requerían oficios especializados: maestros albañiles, canteros, transportistas ... Estos grupos se desplazaban de un lugar a otro y eran muy demandados.

El buen castillo debía poder ser defendido por una pequeña fuerza de militares y ser capaz de resistir un largo periodo de tiempo de asedio. Normalmente el asedio finalizaba cuando se ocupaba el castillo, cuando las fuerzas atacantes ya no disponían de víveres o cuando una fuerza externa atacaba a los sitiadores. También se daba el caso frecuentemente de la aparición de enfermedades.

Fuente: naturayeducacion.com

martes, 22 de enero de 2008

-Espinosa de los Monteros




Espinosa de los Monteros está enclavada en el extremo noroeste de la provincia de Burgos, a los pies de los Montes de Valnera. Dentro del municipio se localiza la singular subcomarca de Las Machorras, un territorio muy quebrado formado por los cuatro ríos pasiegos burgaleses: Trueba, Lunada, Rioseco y La Sía y en los que se alternan pastizales, bosques de pinos, hayas y robles y altas paredes rocosas.

Su fundación pertenece a los primitivos pobladores celtas de la península, 800 años a. C. y a la que parece llamaron Velliga. Será una zona de paso entre las vías que enlazaban la meseta con el Cantábrico. La conquista que los romanos hicieron de la Península Ibérica encontró fuerte resistencia en los Cántabros que habitaban éste territorio.
La invasión visigoda desemboca, en tiempos del rey Atanagildo (año 554), en una terrible batalla con el ejército romano, con derrota de estos últimos, y posterior destrucción de todo vestigio de construcciones de la etapa romana. Entre los años 600 y 700 los nuevos pobladores godos fueron creando pequeñas aldeas: Santotis, Nestedo, San Miguel, Villaverde; Santiago, Santuyán, San Pedro de Tasugueras y San Juan. A todas juntas se les llamó Val de Espina, y más adelante Val de Espinosa, por los muchos espinos que había en la zona.
Algunos escritores de ésta época dirían que: “...esta fue ciudad episcopal con diversos obispos y el martirio de tres de ellos: San Felix, San Martín y San Urbilio, este último en el año 97 de nuestra era.

Ya en el año 800 el abad Vitulo ocupó estas tierras y el núcleo es citado en el año 816. La zona alta de Castilla fue repoblada además de con cántabros con muchos vascongados y navarros, a la par de mozárabes.
A partir del siglo XII, pero más intensamente en el siglo XIII, la nueva coyuntura económica abre unas expectativas mejores para estas tierras. Las rutas mercantiles que, partiendo de Burgos u otros lugares se dirigen hacia los puertos cantábricos, verán llenar los caminos de esta tierra de “recuas de caballerías mayores o menores”. Es un camino de ida y vuelta. Ello supone una nueva fuente de ingresos y apertura hacia el exterior: sur o Países Bajos. Esto tendrá una influencia notable en la arquitectura.

A comienzos del siglo XI el pueblo ya se encontraba, en parte, entre las posesiones del monasterio de Oña, por estar incluido entre las donaciones que se hicieron para su fundación. En esta zona se libran diversas contiendas entre los resistentes cristianos del norte peninsular y los invasores, destacando los espinosiegos en la defensa de su población. La victoria de los vecinos de Espinosa quedó reflejada en su escudo, en el que aparece un escudo de oro y en él un espino verde con majuelas coloradas y tronco pardillo, lo que se añadió al castillo que ya antes aparecía. Pese a la victoria, esta zona será tierra de frontera y permanecerá, por tanto, prácticamente despoblada. Y nuevamente será atacada y asolada, esta vez hacia el año 920.

Ese apelativo de los Monteros proviene del año 1.006, cuando fue la lealtad de un espinosiego la razón por la que el Conde de Castilla, Sancho García, salvó su vida. El Conde creó un Cuerpo especial de Monteros de Cámara, integrado exclusivamente por hijos del pueblo de Espinosa, encargados de la guardia personal de los condes y, más tarde, de los reyes de Castilla y luego de España.

Con la conquista de América partieron hacia el nuevo continente muchos espinosiegos. Entre todos ellos cabe destacar Juan de Salazar de Espinosa de los Monteros, el fundador de Asunción, capital de Paraguay.
La participación de Espinosa en la historia de España no queda aquí, siendo otros los episodios en los que tuvo un papel protagonista. Las velas de la Armada de Inglaterra -la tristemente famosa Invencible- fueron confeccionadas por vecinos de la villa y, en 1808 se produjo aquí una cruenta batalla, en la que las tropas españolas fueron derrotadas por las francesas.

Espinosa de los Monteros tiene un trazado irregular, con numerosos palacios, casonas y torres. La mayoría de estas construcciones provienen de la Baja Edad Media y de la época Moderna. Entre ellas destaca el castillo de los Velasco que fue construido en la segunda mitad del siglo XVI.De la misma época es la torre de Valanto o torre de los Monteros. En el centro de la población destaca el Palacio del Marqués de Chiloeches, de comienzos del siglo XVII, portador de un grandioso escudo de los Zorrilla. También son dignos de mención el Palacio de Cuevas de Velasco, la Casa fuerte de los Carrillo del Hoyo, la casa de los Cantimplor, el palacio del Marqués de Legarda (siglos XV-XVI), la torre de los Fernández Villa y la mansión de los Marcide (siglo XVI), con fachada blasonada.

En la Plaza Mayor se levanta la iglesia de Santa Cecilia. Es un edificio renacentista, del siglo XVI. Otras dos iglesias destacan en la localidad. La de santa María de Berrueza, reconstruida en el siglo XVIII y presidida por un gran baldaquino barroco, y la de San Nicolás, con su impresionante retablo tardo-gótico de fray Alonso de Zamora. Y junto a las construcciones vinculadas a la “arquitectura culta” encontramos casas populares, cuyas fachadas tienen uno o dos niveles de solanas, de clara influencia cántabra, en su mayoría construidas en el siglo XIX.

En 1501 se concede a la Villa el priviliegio de celebrar mercado todos los martes. Desde tiempos lejanos la villa ha sido el centro comercial por excelencia de toda la zona pasiega burgalesa. La mantequilla, los quesos, las quesadas y los sobaos, junto con la leche y el ganado, eran traídos por los pasiegos a Espinosa para su venta.

El paso de las tropas napoleónicas a principios del siglo XIX, dejó una gran huella: la batalla de Espinosa, ganada por el ejercito francés. Además supuso para la Villa una gran pérdida de obras de arte, archivos y documentación.

Por su calidad paisajística, patrimonial y etnológica, Espinosa constituye un enclave turístico fundamental en el norte de la provincia de Burgos, en cuyas calles aún puede sentirse el trasiego de pasiegos y el eco de los Monteros.

sábado, 19 de enero de 2008

-Ruta de viaje por La Demanda.

Proponemos una lista de los lugares que debemos recorrer en nuestra visita a la sierra de La Demanda.

-VIZCAÍNOS: Iglesia y pórtico románico.
-JARAMILLO DE LA FUENTE: Trazado, arquitectura popular, rollo jurisdiccional, iglesia y pórtico romano.
-BARBADIILO DEL PEZ: Trazado y ermita prerrománica.
-VALLEJIMENO: Puente de origen romano y hayedo.
-HUERTA DE ABAJO: Ferrería y arquitectura popular.
-TOLBAÑOS: DE ABAJO: Conjunto, iglesia con restos prerrománicos y dehesa de robles y acebos.
-TOLBAÑOS DE ARRIBA: Ruta a la laguna glaciar de Haedillo.
-HUERTA DE ARRIBA: Conjunto y dehesa de robles, acebos y hayas.
-MONTERRUBIO DE LA DEMANDA: Arquitectura popular y hayedos.
-BARBADILLO DE HERREROS: Conjunto urbano, casonas blasonadas, ferrería y rutas por el ferrocarril minero y Casa la Sierra.
-RIOCAVADO DE LA SIERRA: Arquitectura popular, iglesia parroquial, ferrocarril minero y bosques de hayas y robles.

-PINEDA DE LA SIERRA: Conjunto urbano, casonas, iglesia y galería porticada, bosques y subida a los picos Mencilla y San Millán.
-VALMALA: Conjunto arquitectura popular, ábside románico y hayedo.
-VILLAMUDRIA: Arquitectura popular, ruta por los Montes de Oca.
-SANTA CRUZ DEL VALLE URBIÓN: trazado, arquitectura popular, hayedos y ruta de subida al San Millán.
-PRADOLUENGO: Ambiente urbano, hayas y acebos.
-SAN VICENTE DEL VALLE: Restaurada iglesia con restos visigodos.
-FRESNEDA DE LA SIERRA TIRÓN: Conjunto urbano, arquitectura popular, iglesia parroquial bosques de hayas y subida al Pozo Negro.
-SALAS DE LOS INFANTES: Trazado urbano, huellas fósiles de dinosaurios, iglesia parroquial y tumbas altomedievales.
-CASTRILLO DE LA REINA: Trazado arquitectura popular, árboles fósiles y eremitorio altomedieval.
-PALACIOS DE LA SIERRA: Conjunto urbano, puente romano, iglesia parroquial y varias necrópolis altomedievales.
-QUINTANAR DE LA SIERRA: Conjunto urbano, iglesia parroquial y necrópolis de Cuyacabras y Cueva Andrés.
-NEILA: Conjunto urbano, iglesia románica, casonas blasonadas puentes romanos e inicio de numerosas rutas de senderismo.
-LAGUNAS DE NEILA: Impresionante conjunto de lagunas de origen glaciar, bosques de pinos y hayas, endemismos botánicos.
-REVENGA: Ermita del Comunero, necrópolis altomedieval y huellas de dinosaurios. El último sábado del mes de mayo se celebra la concurrida romería de la Virgen de Revenga.
-REGUMIEL DE LA SIERRA: Trazado urbano, iglesia parroquial con tumbas altomedievales y yacimientos de huellas fósiles de dinosaurios.
-CANICOSA DE LA SIERRA: Trazado urbano.
-VILVIESTRE DEL PINAR: Trazado urbano, arquitectura popular, iglesia parroquial y pinares maduros.
-HONTORIA DEL PINAR: Iglesia con retablo tardorromanista, rollo de justicia, puente romano y acceso natural al sector burgalés del río Lobos.
-CAÑON DEL RIO LOBOS: Parque Natural.
-LA GALLEGA: Eremitorios de Peña Salguero y Peña Aguda.
-PINILLA DE LOS BARRUECOS: Arquitectura popular.
-HACINAS: Trazado arquitectura popular iglesia parroquial, árboles fósiles.
-HUERTA DE REY: Conjunto urbano y arquitectura popular.
-SANTO DOMINGO DE SILOS: Conjunto urbano y claustro románico del monasterio de Santo Domingo.

jueves, 17 de enero de 2008

-Iglesia Visigótica de San Vicente del Valle.



La poco conocida iglesia de San Vicente del Valle está considerada como una de las más antiguas que se conservan de la Península de la etapa hispano-visigótica. Muy documentada, en ella se han conservado restos de calidad de diferentes épocas históricas: romana, visigótica y románica.
Los restos arqueológicos hablan de la presencia aquí de una importante villa tardorromana, cuya tradición continúa en la época visigótica.
Así, la nave principal del templo se corresponde con un ‘aula’ de este periodo y en su construcción se observa la pervivencia del mundo anterior.

Se trata de un edificio de planta rectangular, con muros de piedra de sillería, a la que se añadió en la época condal el ábside de planta cuadrangular. El conjunto se completa con la galería, probablemente levantada sobre el atrio de la edificación hispano visigoda.
Contiene características poco habituales en la arquitectura visigótica, como por ejemplo:
-El Ábside está orientado al NO, en lugar de al E.
-Posee dos líneas de ventanas a distinta altura.
-Tiene la puerta principal en un costado.
-Solo tiene una nave y un ábside.
-Los arcos de las ventanas inferiores son de medio punto, mientras las superiores son de herradura.
-Existen cuatro capiteles visigodos, pero hay piezas de periodos anteriores.
Podría tratarse en un principio de una construcción civil, que sería la primera visigótica de éste carácter que ha llegado a nosotros.

A principios del siglo XII se realizó la sencilla portada que consta de arco de medio punto.
Hay constancia de la relación del templo de San Vicente con el obispo Mauricio, iniciador de las obras de la catedral de Burgos.
Por último, la espadaña barroca fue levantada sobre el muro occidental en el año 1699. Actualmente alberga en su interior una exposición compuesta por estelas romanas y medievales, pilastras visigóticas, y arcos

-Castillo de Peñaranda de Duero


Junto con el de Frías, el castillo de Peñaranda de Duero es el castillo roquero más espectacular de la provincia de Burgos.
El castillo de Peñaranda es una gran fortaleza que domina de forma clara el caserío. Aunque las primeras defensas de Peñaranda pudieron ser levantadas de forma simultánea a su repoblación, la mayoría de lo actualmente conservado debe atribuirse al primer conde de Miranda, entre mediados y finales del siglo XV.


Presenta una gran similitud con otros castillos de la comarca ribereña, como los de Peñafiel y Gormaz, y también repite el ventajoso emplazamiento entre un monte y un río, como se observa en Burgos, Frías o Castrojeriz. Su planta alargada y quebrada se adapta de forma perfecta al escarpado roquedo sobre el que se asienta, la famosa Peña de Aranda, ocupando aproximadamente la mitad occidental de la misma.

La puerta de acceso se halla al Este, separada del resto por un foso excavado en la roca viva. Se cree que en este lugar pudo hallarse el castillo primitivo, entre otras razones porque, junto a los cubos que defienden la entrada, se encuentra otro más pequeño y macizo adosado al Sur con una función no muy clara. Antiguamente, el foso se salvaba por un puente levadizo y se pasaba al interior a través de una pequeña puerta de arco ojival.

En el conjunto fortificado, destaca la céntrica y sólida torre del homenaje, de finales del siglo
XV. Consta de planta baja y tres pisos. En la actualidad, su acceso se realiza por el Este a través de un arco ojival situado en el primer piso, al que se llega mediante una escalera metálica de reciente factura. Los paramentos son ciegos, a excepción del lienzo que mira a Peñaranda, en el que aparece en altura un ajimez, dos en la segunda planta y un pequeño vano en la última. La torre se remata con el almenado. La solidez, proporción y esbeltez de la misma la convierten en una de las más equilibradas y airosas de la provincia de Burgos. En toda la construcción predomina la mampostería, a excepción de los ángulos y coronamiento de la torre y las dovelas de las puertas, que son de buena sillería.

En el siglo XVII, la fortaleza debía estar deshabitada y prácticamente inservible, lo que aconsejaba a su propietario, el conde de Miranda, la utilización del palacio que poseía en la villa como depósito de armamento. A pesar de este posible abandono, su monumentalidad y calidad constructiva le permitieron llegar al siglo XX con el suficiente vigor y presencia como para ser considerado uno de los castillos más impresionantes de la provincia de Burgos, lo que le granjeó la declaración de monumento histórico-artístico en 1931.








miércoles, 16 de enero de 2008

-Los Monteros de Espinosa.



"El Conde castellano Don Sancho García residía al principiar el siglo XI, en 1006, en la Villa de San Esteban (Burgos) mientras que el Rey árabe Mahomad Almohadio tenía sus huestes en la Villa de Gormaz, frontera de aquella. El caballeroso Conde castellano invitó a una partida de caza al rey árabe, obsequiándole éste a su vez con varios festejos, lo cual proporcionó ocasión al rey Mahomad para conocer y tratar a la madre del Rey castellano, Doña Aba, estableciéndose entre ambos en breve espacio de tiempo simpatía y afecto que derivó en violentísima pasión.

Como quiera que dicha relación no era del agrado de don Sancho, los amantes planearon asesinarle y, de paso, quedarse con sus posesiones. Los medios que se habían de poner en práctica para la ejecución de tan criminal hecho, consistían en preparar un activo veneno, el cual había de hacérsele beber al Conde por la misma Doña Aba. Esta, avisaría a su amado, el sarraceno, luego de haberse consumado el complot, arrojando una gran cantidad de paja al río Duero, señal que aprovecharían los sarracenos para caer por sorpresa sobre los cristianos y apoderarse de la villa de San Esteban y de los demás castillos del Condado, con los cuales se alzaría la propia Condesa Doña Aba.

Estos inicuos preparativos, observados por una camarera, Cobigera, que se decía entonces, de la Condesa Doña Aba, hubieron de ser trasmitidos por aquella a su esposo, que era escudero y mayordomo del Conde y éste hubo de ser avisado por su mayordomo llamado Sancho Espinosa Peláez, del peligro que le amenazaba.

A la tarde, de regreso de una cacería, su madre le entregó una copa para calmar su sed, pero cuál no sería su sorpresa cuando don Sancho rechazó la invitación y exigió a su madre que probara el bebedizo. Amenazada de muerte, doña Aba probó de la copa y cayó muerta al poco tiempo. Don Sancho prosiguió entonces con su plan e hizo arrojar paja al río, lo que provocó que los musulmanes marcharan al ataque, creyendo que caerían por sorpresa sobre los cristianos.

El Conde les acometió antes de llegar a San Esteban y en la batalla, no se separó de su lado ni un solo instante su escudero y mayordomo Sancho, convirtiéndose sin descanso, en escudo de la persona de su amo y señor.

Agradecido por la ayuda prestada, el conde encomendó su guarda personal en adelante a su fiel escudero Sancho Espinosa y a sus descendientes, lo que será el germen del futuro Cuerpo de Monteros de Espinosa, guardia personal de los monarcas españoles durante casi nueve siglos.

El Conde Sancho García nombró cinco Monteros, Alfonso VIII aumento sus efectivos hasta 23. Los Reyes Católicos elevaron su número hasta 76 y disponen que los Monteros que no prestasen servicio activo en la corte, estaban obligados a residir en la villa de Espinosa. Carlos I los redujo hasta 48. El servicio se suspendió en la revolución del 68 del siglo XIX y con Alfonso XII se vuelve a reanudar hasta que en 1931 con la salida de España de Alfonso XIII se suspendió su servicio. Aún hoy, en la actual Guardia Real, existe una compañía dentro del “Grupo de Honores” denominada Monteros de Espinosa compuesta por 120 hombres..

Desde entonces el privilegio se mantuvo en vigor. Y se les llamó a estos leales espinosiegos Monteros de Espinosa, tomando la villa el nombre de Espinosa de los Monteros. A los Monteros se les concedieron privilegios, solares y blasones, distinguiéndose cumplidamente en toda hazaña y hecho de armas.

A lo largo de los siglos su función principal ha sido la de guardar el sueño de las Personas Reales dondequiera que estuviesen “en palacio, en Monasterios o en casas de palcer”, dependiendo directamente del Rey. Aunque en un principio así fue, con el tiempo fueron perdiendo su carácter estrictamente militar y dependiendo de la Casa Real, se convirtieron en cortesanos bajo las órdenes del Mayordomo Mayor.

El acceso al Cuerpo se hallaba restringido a las personas que reuniesen determinadas circunstancias. Felipe II primero y más tarde Felipe V (1759) dotaron al Cuerpo de Ordenanzas que venían a regular las leyes por las que se regía el ingreso en el Cuerpo.
Para ser Montero se les exigía ser hijos de Espinosa, tener limpieza de sangre y honradez y no pertenecer a oficios serviles o de delantal y ser mayor de 25 años. Por ejemplo podían ser Monteros del Rey un hombre que labrara el campo, pero no un carnicero o un zapatero.


En cuanto a su uniformidad, aunque hay ciertos relatos sobre el tema a partir del siglo XII (túnica verde, cabeza descubierta y empuñando en cada mano, respectivamente una espada y un escudo partido en dos cuarteles, uno blanco y el otro rojo, colores de Castilla y León.), no se puede hablar de tal uniformidad hasta el año 1744 cuando se les dota de un verdadero uniforme reglado.

martes, 15 de enero de 2008

-Roa de Duero



Roa de Duero se encuentra en el extremo suroeste de la provincia. La Villa está enclavada en un cerro de 820 metros de altitud y en la margen derecha del río Duero. El propio río sirvió de foso natural y convirtió a Roa en una importante plaza estratégica a lo largo de la historia, destacando su papel como bastión defensivo en los primeros siglos medievales.

Las primeras ocupaciones humanas conocidas son de aproximadamente 2.500 años antes de Cristo (yacimientos de la Edad del Cobre).Con posterioridad otros grupos humanos siguieron ocupando la fértil vega del Duero como lo pone de manifiesto el extenso yacimiento existente en el paraje de Carrasalinera, que pertenece ya a la Edad del Bronce y se fecha en torno al 1400/1200 a. C. Actualmente quedan en Roa restos de cabañas de la Edad de hierro.
Estas gentes evolucionan paulatinamente a lo largo de los siguientes 100-150 años, dando lugar a un nuevo grupo con unos rasgos muy distintos: los vacceos celtíberos.

La Roa vaccea, fue ampliando considerablemente el poblado, construyendo ya casas de adobe más complejas. En estos momentos Roa funciona como una ciudad con gran autonomía, controlando un amplio territorio.Se han encontrado fragmentos de cerámica celtibérica: medallas, balas de piedra para lanzarlas con la catapulta, y un cementerio de incineración donde hay hermosas vasijas y lacrimatorios de vidrio irisado.

El nombre de Roa, procede del latino Rauda, utilizado por el geógrafo Ptolomeo hace casi 2000 años para identificar una de las 20 ciudades que formaban parte del pueblo vacceo. La llegada definitiva de los romanos, hace que Roa, conocida desde ahora como RAUDA, se integre en la nueva organización administrativa pasando a depender de Clunia. Todavía quedan huellas en las excavaciones del incendio que sufre esta ciudad por las tropas del general Pompeyo por dar su apoyo al general Sertorio durante la guerra civil en los años que van desde el año 76 al 72 a. de C.

Prueba de la presencia romana es la red de comunicaciones que recorría la comarca, cuyo eje principal era la vía Caesar Augusta-Astúrica, de la que quedan restos en la zona.
Se han encontrado monedas íberas y romanas de plata, las primeras son del 230 antes de C; monedas del Emperador Nerón de oro y plata; y monedas de cobre del Emperador Marco Aurelio. En el s. III el Imperio Romano empezó a debilitarse y su poder se fue apagando.

La influencia visigoda sobre Roa y su tierra apenas tiene huella. Con la invasión árabe en 711, la comarca siguió contando con población pero muy reducida. En el año 912 el conde Nuño Nuñez repuebla Roa y la devuelve de nuevo protagonismo, desempeñando un importante papel como cabeza de puente en la frontera castellana del Duero. En el año 983 se ve afectada por la razzia protagonizada por Almanzor.
Alfonso VI conquista Toledo, el año 1085 y a partir de esta fecha el Duero deja de ser frontera y pasa a serlo el río Tajo. Con este hecho desapareció la inestabilidad en la zona del Duero y se pudo comenzar una nueva repoblación y recuperación de estas tierras. En el s. XI la comarca de Roa se encuentra nuevamente a la cabeza de un amplio territorio o alfoz, que adquiere categoría jurídica en el siglo siguiente con la concesión del Fuero de Roa por parte del rey Alfonso VII en el año 1143.
Gracias a la intervención de Doña Violante, viuda de Alfonso X El Sabio, en 1295 se construyó una muralla para poner fin a las desavenencias entre Roa y las aldeas cercanas. Constaba de seis puertas, flanqueadas por torreones, almenas y cubos,de las cuales hoy tan sólo se conserva la de San Juan.
La ancestral villa de Roa tuvo el honor de albergar en su recinto amurallado repetidas veces a los reyes de Castilla, hay que tener en cuenta que estaba mejor defendida que Aranda. Y el monarca que con más frecuencia moró en Roa, fue Juan II. De gran importancia fue así mismo la licencia concedida por Enrique IV en 1465 para organizar un mercado los martes, que actualmente continua y dos ferias anuales .

En 1464 Enrique IV entrega la Villa de Roa y su Tierra a su valido, Beltrán de la Cueva (¿padre de Juana la Beltraneja?), este paso fue tan humillante que Roa estuvo a punto de recobrar su realengo poniendo sus lanzas en contra del propio Rey pero el conde Beltrán impidió desde Cuellar este levantamiento. Los Reyes Católicos al perdonar y reconocer los privilegios a Beltrán, aplastaron finalmente las inquietudes de Roa.

En la segunda mitad del siglo XV Roa había pasado a depender de la casa de Alburqueque quedando englobada, desde 1492, en el condado de Siruela junto a las localidades de su Comunidad hasta la abolición de los señoríos, decretada por primera vez en la Cortes de Cádiz en 1810, pero aplicada en el año 1841. En el siglo XVI se recoge como hecho histórico más notable la muerte del Cardenal Cisneros acaecida el 8 de noviembre de 1517 mientras iba a buscar al futuro Rey, Carlos I.
En 1530-40 se inicia la construcción de la magnífica Colegiata de Santa María en Roa.

Desde el el s. XVII la economía raudense va a pivotar en torno al viñedo que ha constituido la clave económica en el pasado y que tras diversas crisis, ha recuperado su papel esencial.

El s. XIX es tiempo de catástrofes, fue negro para la villa y para sus monumentos en general, pues se perdió por guerras, incendios y saqueos, lo más interesante de su patrimonio artístico y urbano. El 15 de abril de 1813 tropas francesa saquean e incendian casas e iglesias; y se destruye el castillo. El 20 de agosto de 1825 es ejecutado Juan Martín el Empecinado, hijo de labradores acomodados de Castrillo de Duero; su juventud se desliza por Roa y su Comarca. En abril de 1813 daba el audaz asalto a la villa de Roa, en unión al General Merino liberando a la villa del yugo francés. El 19 de agosto de 1925 se colocó una lápida en la casa que habitó en Roa. En mayo de 1835 el cura Merino invadió la villa y puso fuego a la iglesia colegial, por hallarse en ella refugiados los Isabelinos; quemando además algunas viviendas. Pero el más trágico y voraz incendio fue el ordenado por el General carlista Balmaseda en el que se vio afectado nuevamente la Colegiata: altares, puertas, el archivo de siglos desapareció, únicamente se salvó el coro; y las tres cuartas parte de las viviendas de la villa desaparecieron para siempre.

En el Aula Arqueológica de Roa se recrea el interesante pasado prehistórico e histórico de esta localidad. El Aula se completa con un Parque temático arqueológico situado en las Eras de San Blas, a las afueras del pueblo.

domingo, 13 de enero de 2008

-Los Montes Obarenes.



Con el nombre de Montes Obarenes se designan de forma genérica todas las elevaciones
montañosas que constituyen las últimas y más meridionales estribaciones de la Cordillera Cantábrica.
El ámbito del espacio natural Montes Obarenes está constituido por un territorio de más de 43.000 ha. Está conformado por la Sierra de Arcena y por un sistema de cadenas montañosas con continuidad topográfica orientadas en dirección oeste-este, con una altitud media de 1000 metros. Este sistema incluye la Sierra de la Llana, Sierra de Oña, Sierra de Cubilla, Sierra de Besantes y Sierra de Pancorvo. Las laderas de la sierra de Arcena descienden sobre el Valle de Tobalina por el que discurre majestuoso el río Ebro, hasta encajarse en el espectacular desfiladero de Sobrón, constituyendo río y sierra el límite norte del espacio.

Al oeste del espacio, en la prolongación de la Sierra de la Tesla con la Sierra de la Llana, el río Oca, en su confluencia con el río Ebro, forma el espectacular cañón de la Horadada, una de las principales vías naturales de comunicación del norte de Burgos y que, a lo largo de la historia, ha jugado un importante papel en el flujo de la población. Al sur de la gran pared que constituye esta cadena montañosa se abre el valle de la Bureba, en el que se asientan los cultivos cerealistas más productivos de la provincia de Burgos y que constituye el límite natural del Espacio.

El territorio que ocupa el Espacio Natural de los Obarenes ofrece una gran belleza y variedad paisajística. Uno de sus principales atractivos lo constituyen los numerosos cañones y cortados modelados por los ríos. Es el caso del generado por el Oca y el río Ebro en la Horadada o el Oroncillo en Pancorvo. Es posible también disfrutar de amplias panorámicas como la incomparable vista de la Bureba desde el Portillo de Busto, en el corazón del espacio, de grandes masas de agua como el embalse del Ebro, en Sobrón, una importante zona húmeda catalogada, de bosques magníficos como el robledal conocido como la Dehesa de Piedrasluengas o el Hayedo de Rivacote y de barrancos y crestas donde se asientan importantes comunidades rupícolas, tanto vegetales como animales.

La situación del Espacio Natural, a caballo entre dos regiones biogeográficas, la atlántica y la mediterránea, confiere a este territorio un carácter de transición que se traduce en una importantísima riqueza florística y faunística. De hecho, el espacio natural se encuentra en una franja térmica intermedia entre los valores atlánticos-suaves y las oscilaciones térmicas de continentalidad que caracterizan a las regiones del interior castellano.

Conviven las hayas con las encinas, quejigos y alcornoques, los arces y serbales, con los enebros y madroños, los brezos, aulagas y genistas, con los tomillos y espliegos, y los prados de siega con las tierras cerealistas, sin olvidar los pinares (silvestre, negral y laricio).


El Parque desempeña un papel destacado en la conservación de numerosas especies amenazadas, vulnerables o raras, como el visón europeo, el cangrejo de río autóctono o el águila-azor perdicera, y contribuye también a asegurar la supervivencia y continuidad de los procesos migratorios de otras especies, como las aves acuáticas y la paloma torcaz, que la utilizan como zona de paso e invernada. En los abundantes cortados rocosos de este paisaje protegido, en especial en la Hoz de Sobrón, tienen instalados sus nidos un gran número de aves rapaces. Se han catalogado en este Espacio Natural un total de 128 especies de vertebrados. De ellas 29 corresponden a mamíferos donde destacan el gato montés, la nutria y desmán de los Pirineos por su vulnerabilidad junto a otras especies más abundantes como corzo y jabalí. De las 76 especies de aves, 7 son muy significativas: águila real, águila perdicera, aguilucho cenizo, buitre común, tórtola común, búho real y garza imperial.

La orografía marca un régimen térmico de montaña suavizada, caracterizado por una continentalidad atenuada en la que ni los inviernos ni los veranos son extremos si bien, conforme se asciende en altitud, el rigor invernal de las temperaturas se acentúa. En cuanto a las precipitaciones, destaca una abundancia general con rangos de precipitación media entre 600 y 900 mm en zonas de valle y de montaña respectivamente. La distribución de las lluvias tiende a ser regular salvo el déficit estival de los meses de julio y agosto en las zonas bajas, lo que confiere al espacio un carácter mediterráneo.

La delimitación del Espacio natural incluye total o parcialmente territorios pertenecientes a 21 municipios, con un total de 59 núcleos de población en un territorio escasamente poblado, con densidades inferiores a la media provincial, en el que los algo más de sus 4000 habitantes se concentran principalmente en los núcleos de Oña, Busto de Bureba, Pancorvo y Frías, soportando muchos de los núcleos restantes una población de menos de 50 habitantes. Invertir la actual tendencia demográfica es el gran desafío al que se enfrenta en la actualidad el medio rural de nuestra Comunidad y al que los espacios naturales pueden contribuir con modelos de desarrollo viables compatibles con la conservación.

El 14 de octubre de 2006 fue declarado el Espacio Natural de Montes Obarenes con la figura de Parque Natural.

viernes, 11 de enero de 2008

-Reabierto el Museo de Telas Medievales.



El Museo de Telas Medievales del Monasterio de Santa María la Real de Huelgas reabre hoy sus puertas al público tras dos años en obras para su ampliación, reorganización, mejora de sus condiciones climáticas e iluminación y renovación de vitrinas.
La actuación, en la que Patrimonio Nacional ha invertido 1.235.000 euros, ha permitido acondicionar la antigua cilla o almacén de grano del monasterio y pasar de 240 a 400 metros expositivos. Además, se ha ampliado el número de tejidos e indumentaria procedentes de los enterramientos de los Reyes y Reinas de Castilla de los siglos XII, XIII y XIV que se muestran a los visitantes. Otra de las novedades es que la visita al museo pueda ser independiente del recorrido por las dependencias del monasterio al tener una salida directa a la plaza del Compás de Adentro.



El Museo de Telas Medievales se convierte así en el más importante del mundo al ser el único que contiene indumentaria civil perfectamente datada, según señaló la conservadora de Tapices y Telas Medievales de Patrimonio Nacional, Concha Herrero Carretero. «La singularidad del museo es que no son textiles litúrgicos, que es lo más común en el resto de museos europeos, sino que son vestidos e indumentaria femenina, masculina e infantil de los Reyes y Reinas de Castilla de los siglos XII, XIII y XIV.
Son piezas que tienen una datación cronológica exacta por haber sido extraídas de los sepulcros que pertenecían a los Reyes fundadores, que son Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet».


El Museo de Telas Medievales fue inaugurado en 1988 por los Reyes de España coincidiendo con la celebración del VIII centenario de la fundación del monasterio. El conjunto es fruto de la extracción que se hizo en 1943 del panteón real de los Reyes de Castilla cuyos sepulcros se conservan en la iglesia del monasterio.
La conservadora precisó que la calidad de los tejidos es magnífica y se ha conservado en perfecto estado durante todos estos siglos. «La mayor parte de los tejidos son orientales, hispanoárabes o andalusíes. Las piezas están tejidas con seda y con oro. Los hilos de oro que están en la trama de los tejidos son de calidad excepcional porque la aleación contiene un 90% de oro y un 10% de plata, lo que ha servido para preservarlo y dar una sensación deslumbrante».
Las piezas expuestas incluyen los ajuares del Infante Fernando de la Cerda, hijo de Alfonso X El Sabio, el de doña Leonor de Castilla, Reina de Aragón, hija de Alfonso VIII (1156-1214) y Leonor de Inglaterra (1156-1214), así como las telas que forraban los ataúdes de doña Berenguela, Reina de León y de Castilla, hija mayor de los reyes fundadores, los ataúdes forrados de brocados y tafetanes de Fernando de la Cerda y de su hijo Alfonso y las tapas de Enrique I y de su madre Leonor de Inglaterra.
La ampliación ha permitido exponer cinco piezas más como fragmentos de funda de colchón o cinturón de Fernando III o la almohada de Fernando de la Cerda.


También se muestra un conjunto de tejidos, que se consideran reliquias secundarias, porque estaban en contacto con el cuerpo de Fernando III El Santo, que está enterrado en la Catedral de Sevilla, y que Patrimonio Nacional ha considerado conveniente que se incorporen al Museo de Telas.



Fuente: Diariodeburgos.es

-Resumen de los periodos geológicos.


Para comprender mejor la datación de los diferentes materiales hallados en los yacimientos de Atapuerca, vamos a hacer un resumen de la escala de los tiempos geológicos en que se divide la historia de la Tierra.

Esta escala es internacional, y se fijó por primera vez a comienzos del siglo XIX con el fin de dividir la historia de la Tierra en unidades fáciles de manejar. Por lo general, los límites entre las unidades coinciden con algún acontecimiento decisivo en la historia de la vida y cada una de ellas tiene características especiales con respecto a las condiciones climáticas, la existencia de vida, etc.
Se toma como inicio la época de formación de la Tierra, hace unos 4.600 millones de años. Lo más normal es usar las unidades geocronológicas, para las grandes divisiones, que ordenadas de mayor a menor son: eones, eras, períodos y épocas.

---EONES . Se distinguen tres eones:
-Arcaico: desde hace unos 3.800 m.a. hasta 2.500 m.a.
-Proterozoico, desde 2.500 m.a. hasta 590 m.a.
-Fanerozoico, que se extiende desde hace 590 m.a. hasta la actualidad.

El Arcaico y Proterozoico juntos también se denomina Precámbrico. Por lo tanto los primeros cuatro mil millones de años de la historia de la Tierra se denominan Precámbrico, y los últimos 570 millones de años se llaman Fanerozoico, que quiere decir vida en abundancia. La aparición de los animales con esqueleto determina el límite.

---ERAS. El Fanerozoico se divide en tres eras principales:
--ERA PRIMARIA o PALEOZOICA: se inició con la aparición de la atmósfera y la formación de las rocas calizas. Esta era se divide en diferentes períodos:
-Cámbrico (600 a 490 millones de años): aparecen helechos, musgos, corales, trilobites, escorpiones, esponjas, etc.
-Ordovícico (500 a 430 millones de años).
-Silúrico (430 a 400 millones de años): Aparecen las salamandras, los anfibios traqueados y los primeros arácnidos y peces.
-Devónico (400 a 350 millones de años): Aparecen los batracios. Prosperan los primeros peces.
-Carbonífero (350 a 270 millones de años): Exuberante vegetación que, al descomponerse, dio origen a yacimientos de carbón. Aparecen grandes libélulas y árboles de escama.
-Pérmico (270 a 220 millones de años): Aparecieron los primeros reptiles.

--ERA SECUNDARIA o MESOZOICA: fue la era de los grandes reptiles y está dividida en tres períodos geológicos:
-Triásico (220 a 180 millones de años)
-Jurásico (180 a 135 millones de años)
-Cretácico (135 a 70 millones de años).

--ERA TERCIARIA o CENOZOICA: aparecieron los mamíferos. Se divide en cinco períodos geológicos:
-Paleoceno (70 a 55 millones de años): aparecieron los mamíferos voladores y los peces actuales.
-Eoceno (55 a 35 millones de años): Formación de las grandes cordilleras: el Himalaya, los Alpes, los Andes y las Montañas Rocosas. Aparecieron los primeros primates.
-Oligoceno (35 a 25 millones de años): Aparecieron los buitres gigantes.
-Mioceno (25 a 12 millones de años): Aparecieron las estaciones y los árboles de hojas caducifolias. Los mamíferos evolucionaron hacia las formas actuales y surgieron algunas formas superiores de primates. Se divide en tres subperíodos (Inferior, Medio y Superior).
-Plioceno (12 a 1 millón de años): Se configuran los continentes.

--ERA CUATERNARIA o ANTROPOZOICA: Desde hace 1 millón de años. El Cuaternario se divide en dos períodos:
-Pleistoceno (1 millón a 25.000 años): en este período las glaciaciones invadieron parte de los continentes. Se divide en inferior (1.000.000- 700.000 años), medio (700.000-40.000 años) y superior (40.000- 10.000 años).
-Holoceno (10.000 años hasta hoy): caracterizado por la retirada de los hielos y el poblamiento y transformación de la tierra por parte de grupos humanos. Es el período que actualmente vivimos.




miércoles, 9 de enero de 2008

-Napoleón en Burgos


Entre noviembre de 1808 y enero de 1809 Napoleón Bonaparte atravesó varios municipios de Castilla y León en persecución del ejército británico que huía hacia el norte.

El mayor error que he cometido es la expedición a España», reconoció Napoleón en 1819, ya preso en Santa Elena, después de que la derrota de su ejército en la Guerra de la Independencia y la pérdida de 200.000 soldados en el intento fallido de sumar España a su imperio supusiera el principio del fin de su sueño europeo. Por eso, en cuanto las cosas empezaron a no salir como esperaba -ya a mediados de 1808 la derrota francesa en Bailén, la resistencia de Zaragoza y las continuas rebeliones en el norte hacían peligrar su intención invasora- decidió acudir en persona, y escoltado por un gran ejército, a solventar los problemas a los que su hermano José I, «el rey intruso», no había podido hacer frente.

Así, Napoleón cruzó la frontera española por Bayona el 6 de noviembre de 1808 en dirección a Madrid, escoltado por un gran ejército, y «entra como un huracán», señala el escritor Miguel Ángel Martín Mas, con dos importantes batallas con el objetivo de «abrirle las puertas» de Burgos. Por un lado, el mariscal Soult derrotó al Conde de Belvedere en el barrio de Gamonal el 10 de noviembre y, por otro, el mariscal Víctor se enfrentó al inglés Blake en Espinosa de los Monteros, en la madrugada del 10 al 11 de ese mismo mes.

Tras estas batallas, Napoleón llegó a Burgos el 11 de noviembre, una de las ciudades que más sufrió durante la Guerra de la Independencia al ser lugar de paso de miles de soldados durante los seis años que duró el conflicto. Tan lamentable situación observó el emperador cuando se dirigía de regreso a París que designó como gobernador de toda Castilla la Vieja, con cuartel general en Burgos, al general Thiébault que atesora, entre otros logros, la limpieza de la ciudad, el cementerio extramuros y «el sepulcro del Cid y Doña Jimena de San Pedro Cardeña», después de que las tumbas de ambos fueran profanadas por soldados franceses, señala Martín Mas. Este hecho se destacó en una inscripción que desapareció en 1842, cuando los restos del Cid y su esposa se trasladaron a la Catedral.

En su estancia en Burgos, Napoleón se instaló en el Consulado y se proclamó dueño y señor de Burgos. Durante esos días inspeccionó el castillo y ordenó obras de fortificación en él, decretó medidas enérgicas para mantener el orden en la ciudad, disolvió los anteriores organismos oficiales nombrando nuevas autoridades afectas a su causa. Asimismo sustituyó el Ayuntamiento por la Junta de Municipalidad y Gobierno, que tomó posesión el 24 de noviembre, decretó la suspensión del culto en los templos y vendió los bienes de los conventos y monasterios para pagar a sus tropas.
Como medida para garantizar la seguridad del avance hacia el sur, ordenó la ocupación de Aranda, Lerma, Palencia y Valladolid.

Tras su estancia en Burgos, el 22 de noviembre Napoleón continúa el camino hacia el sur, sin producirse más batallas importantes hasta la frontera de Segovia con Madrid, en el puerto de Somosierra, con excepción de un pequeño enfrentamiento en Sepúlveda, el 28 de noviembre, donde un batallón español logró retrasar unas horas el avance de Bonaparte. La batalla de Somosierra (una de las pocas en las que participó el propio Emperador) dio la llave al ejército francés para entrar en Madrid y tomar la ciudad, rendición que se hizo efectiva el 3 de diciembre.

lunes, 7 de enero de 2008

-Posible nueva especie de dinosaurio en Burgos.


Los restos de dinosaurio encontrados en La Revilla (Burgos) en tres campañas de excavaciones a partir de 2002 pueden corresponder a una nueva especie, ha informado hoy el director del museo de dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos), Fidel Torcida.
Lo que cuando se localizaron los restos del Rebaquisáurido parecía una hipótesis bastante remota se ha confirmado en las investigaciones de los últimos años y "seguramente dará lugar a una publicación en una revista especializada en los próximos meses", ha adelantado Torcida.

Aunque los detalles no se conocerán hasta el momento de esa publicación, Torcida ha afirmado que se trata de un ejemplar que debió medir más de 13 metros de longitud y vivió varios millones de años antes que el resto de Rebaquisáuridos encontrados en Sudamérica y en el norte de África.
Torcida ha considerado que este será uno de los hitos de 2008 para los yacimientos de dinosaurios de la zona de la sierra de la Demanda, que forman parte de la candidatura presentada ante la UNESCO para conseguir la declaración de Patrimonio de la Humanidad para las icnitas de la península ibérica.

sábado, 5 de enero de 2008

-Fresno de Rodilla.



No conocemos el momento exacto en que se fundó la localidad de Fresno de Rodilla (llamado en algunas localidades cercanas Fresno el Alto), pero debió ser allá por finales del siglo IX o principios del X, cuando los frentes de la reconquista quedaron establecidos más al sur y terminaron las incursiones musulmanas en los territorios que estaban siendo repoblados por los cristianos provenientes de los montes cántabros y vascos.

La ubicación de Fresno en el llamado “corredor de la Bureba”, una zona de paso natural entre dos de las cuencas hidrográficas más importantes de la Península Ibérica, la del Ebro y la del Duero, ha propiciado que haya sido desde siempre una importantísima ruta de paso, tanto para las especies animales como para el ser humano. Así, han quedado en la zona evidencias que van desde restos fósiles de los primeros pobladores europeos que datan de inicios del Pleistoceno, necrópolis del Neolítico (5.500-3.000 a.C.), dólmenes megalíticos y pinturas rupestres de la Edad del Bronce (3.000-900 a.C.) y monumentos funerarios de la poco conocida cultura Campaniforme (cerámica en forma de campana invertida) de la que se ha descubierto recientemente un importante monumento funerario en Fresno de Rodilla.

Durante la Edad del Hierro (900-S.III a.C.), los celtas llegan a la Península y ocupan gran parte de la meseta norte, siendo esta zona escogida por el pueblo celtíbero de los Autrigones, estableciendo un importante asentamiento en el Alto de Rodilla (entre Fresno y Monasterio) que posteriormente fue aprovechado por los romanos para ubicar la ciudad de Tritium autrigonum, al pie de la calzada romana “de Italia en Hispanias” que, desde Roma, llegaba a Tarragona y remontaba el Ebro para pasar hacia la meseta a través del corredor de la Bureba, pasando por Briviesca (Virovesca) y dirigiéndose hacia los importantes núcleos militares de Sasamón, León, Astorga y Lugo. De aquí partían igualmente calzadas secundarias que unían Tritium con las ciudades de Clunia y Auca (Villafranca Montes de Oca).

Entre los diversos materiales obtenidos en prospección se hace hincapié de modo especial en un conjunto de materiales -cuya cronología abarca la Primera y Segunda Edad del Hierro- correspondientes a un cementerio cuyas características se sitúan a caballo entre los cementerios protohistóricos del horizonte del páramo burgalés y la cultura metalúrgica de los poblados y necrópolis de la Bureba.


Es de esta época de la que parece proceder el apelativo “de Rodilla” que se emplea actualmente para las localidades de Fresno y Monasterio, probablemente derivado del término roda, impuesto de paso que pagarían los viajeros para atravesar el puerto existente entre ambas villas, entonces llamado Cuculla o Cogulla.

Tras la unificación que logró el reino Visigodo de toda la península Ibérica, la posterior invasión árabe trajo la inestabilidad a la zona durante largo tiempo, quedando la zona prácticamente despoblada hasta comienzos del siglo IX.
Aprovechando los momentos de debilidad del emirato de Córdoba, multitud de grupos de gente van atravesar la cordillera Cantábrica desde las tierras de Cantabria y Vizcaya (los foramontanos) hacia unos territorios en los cuales no existe ningún tipo de organización territorial.

Con estos antecedentes todo hace pensar que Fresno, que probablemente debe su nombre a la abundante presencia de estos árboles por aquel entonces, se fundó a finales del siglo IX o principios del X, tratándose de un pueblo campesino y ganadero que a su vez hacía de vigía del paso por el puerto de Cogulla (llamado de La Brújula desde que en el siglo XVIII el Rey Carlos III ordenó colocar una brújula para orientar a los caminantes), que durante cierto tiempo constituyó la ruta principal del Camino de Santiago. No se tiene constancia de la existencia de una fortificación, si bien en el pueblo existe un peñasco frente a la iglesia llamado “el castillo” que constituye una inmejorable atalaya.

A pesar de la cercanía de Monasterio, que era cabeza de su propio Alfoz, Fresno perteneció al Alfoz de Burgos, constituyendo el límite nororiental del mismo. Antes del año 1350 pasó a depender del Real Monasterio de Las Huelgas de Burgos, motivo por el que en su escudo se incluye un báculo. Del registro de pagos que se hacían al Monasterio se hace destacar que los vecinos no pagaban la “martiniega”, que se pagaba por la fiesta de San Martín, ni el “fonsado”, de carácter castrense, por lo que se piensa que algún mérito habrían ganado los vecinos de Fresno en sus servicios al condado o la corona. La dependencia del Monasterio de Las Huelgas duró hasta el siglo XIX, quedando constancia de que se trató desde siempre de una villa modesta, de no más de 100 vecinos, dedicados a la agricultura y la ganadería.

Tanto la guerra de la Independencia como las guerras Carlistas fueron bastante perjudiciales para la población, debido a su cercanía al Camino Real a Francia.




Fuente: Fresnoderodilla.com

viernes, 4 de enero de 2008

-Iglesia de San Nicolás de Bari.


La iglesia de San Nicolás de Bari, situada encima de la catedral, es un edifico de traza gótica –reconstruido en el siglo XV sobre una primitiva iglesia románica fechada en el año 1163– y con portada renacentista. San Nicolás es un magnífico exponente del gótico tardío en la ciudad de Burgos.

La iglesia de San Nicolás se localiza en un emplazamiento privilegiado, en pleno itinerario
urbano del Camino de Santiago y dominando, desde la elevada calle de Fernán González, la recoleta Plaza de Santa María, abierta a la Catedral.

Sobre la primitiva iglesia románica se comenzó a construir el actual templo en el año 1408 gracias a las aportaciones del obispo Juan Cabeza de Vaca, pero la sorprendente riqueza de su interior se debe al patrocinio de varios mecenas de la familia Villegas-Maluenda y de los López Polanco, acaudalados mercaderes de la ciudad que convirtieron el templo en su mausoleo privado. No en vano el magnífico retablo mayor guarda en su seno los ostentosos sepulcros de varios miembros de ambas familias, como Constanza de Maluenda y Alfonso de Polanco, hermano del mecenas Gonzalo López de Polanco, enterrado junto a su esposa, Leonor de Miranda.

El actual templo de San Nicolás pertenece al gótico burgalés de la segunda mitad del siglo XV. Tiene planta de tres naves, la central de mayor altura, sustentadas por cuatro grandes pilares. Las naves laterales están cubiertas con bóvedas de crucería simple, mientras que la central lo está con bóveda cuatripartita de terceletes. Se ilumina a través de sencillas ventanas y dos rosetones.

Su sencilla portada renacentista muestra escenas de la vida de San Nicolás, entre las que se simboliza la dote que pagó para ayudar a unas doncellas. La imagen de San Nicolás, en cátedra y bajo dosel, está tallada en el tímpano, y a sus lados figuran las de San Sebastián y el burgalés San Vitores, con la cabeza en la mano, en consonancia con su martirio. La puerta, de roble tallado es obra de Francisco de Colonia, hijo del maestro Simón de Colonia, al que se atribuye la realización del coro alto. La otra portada, situada a los pies y tapada por edificaciones, consta de una sencilla decoración. Sobre ella se abre un rosetón.

La sencillez de su portada contrasta enormemente con la riqueza de su monumental retablo mayor, que data del año 1505 y es obra también del taller de Simón de Colonia. Está realizado en alabastro policromado, y en él se pueden contar hasta 150 figuras distribuidas en distintas escenas bíblicas. El retablo mayor, que se alza sobre los sepulcros, es de composición rectangular y, a modo de gran tapiz articulado en tres calles, muestra escenas bíblicas y testamentarias –figuran Adán y Eva y la matanza de los inocentes ordenada por Herodes, entre otros pasajes de las Escrituras–, santos y apóstoles. En la parte superior, a modo de remate realizado en madera en el siglo XVIII, figura una representación de Dios entre nubes, y más abajo se muestra la Anunciación de la Virgen. El retablo se completa con escenas de la vida del titular de la iglesia.

En la nave del evangelio se encuentra el retablo barroco de San Miguel, de la segunda mitad del siglo XVIII. Incluye diez pinturas hispanoflamencas de la segunda mitad del siglo XV, atribuidas al “maestro de San Nicolás”, que debieron formar parte del primitivo retablo mayor. Muy destacada es una pintura del Juicio Final, obra anónima de finales del XV o principios del XVI.

Además de los enterramientos de las dos grandes familias que ejercieron su mecenazgo en San Nicolás, los Villegas-Maluenda y los López Polanco, en el templo descansan los restos de Fernando de Mena y María Sáenz de Oña. Se trata de dos interesantes arcosolios funerarios de traza renacentista ilustrados en las jambas del arco con imágenes de San Pedro y San Pablo, con San Nicolás y San Juan de Ortega en el fondo y postrados ante la Virgen. El sepulcro está flanqueado por las heráldicas de los difuntos.
También están enterrados en San Nicolás los marqueses de Murga, que donaron una gran cantidad de dinero para la restauración del templo. Su sitial fue realizado en 1910 por el maestro Saturnino López. Realizados en estilo neogótico, se sitúan en la cabecera de la nave, junto a un crucifijo fechado en el siglo XV.

En la parte trasera de la iglesia se levanta un edificio donde se custodia la rica colección de tapices que posee la parroquia de San Esteban. La colección está formada por dieciséis tapices de estilo flamenco, fechados en la segunda mitad del siglo XVI. Contienen representaciones del libro de Judith, la historia de Jacob, escenas palaciegas, fauna y flora.



jueves, 3 de enero de 2008

-Arboles fósiles de Hacinas.


Hace 120 millones de años el lugar donde se ubica la localidad burgalesa de Hacinas, cercana a Salas de los Infantes, era una llanura fluvial surcada por varios ríos que confluían, a través de un gran delta, en un cercano mar Cretácico. El caluroso y húmedo clima tropical que reinaba en la zona favoreció el desarrollo de una espesa selva en la que crecían unos árboles enormes.
Entre los de mayor tamaño se encontraba una ancestral variedad de conífera de la familia de la podocarpáceas.

Es probable que el fuerte viento desatado por una tormenta tropical derribase unos cuantos ejemplares de estas coníferas que podían alcanzar una altura superior a los 80 metros.
Sus troncos quedarían cubiertos por una gran capa de lodo y sedimentos arrastrados por la corriente de un río. Aquí comienza la fosilización o petrificación de los árboles fósiles. El agua se mueve entre los depósitos arenosos, que cubren los troncos enterrados y con ausencia de oxígeno, evita la pudrición. Las sales silíceas disueltas en el agua, favorecidas por una gran presión, se infiltraría en las células de la madera impregnando los tejidos vegetales.

Unas especiales condiciones diagenéticas favorecieron la sustitución del material celulósico de los árboles por ópalo. Tras muchos millones de años soportando las altas presiones producidas por un enterramiento progresivo, el ópalo original se transformó en cuarzo. Este lento proceso de fosilización ha preservado con nitidez la microestructura celular de la planta.
Sucesivos fenómenos geológicos y, sobre todo, la erosión hace que afloren a la superficie algunos de ellos.

Clasificados en el periodo Cretácico Inferior de la Era Secundaria, tienen aproximadamente 130 millones de años y puede considerarse el yacimiento de árboles fósiles más importante de la Península Ibérica y, muy probablemente, de Europa Occidental.
Gracias al análisis de la estructura de la madera fosilizada encontrada en este valle se han podido formular hipótesis sobre el clima en la Península Ibérica durante el Periodo Cretácico Inferior.
Era húmedo y cálido y sus bosques verdaderas selvas tropicales donde crecían laureles, magnolios, coníferas y gigantescos helechos, y donde vivirian los dinosaurios.

Los primeros restos aparecieron en los años cuarenta del siglo pasado. El primer árbol fósil se trasladó a la localidad en el año 1976 y quedó expuesto al público. Más tarde se trasladaron otros restos y, en la actualidad, se exponen en Hacinas tres árboles fósiles.

El más grande procede del término de Las Trisineras y está puesto en pie a unos pasos de la picota del pueblo. Tiene una altura superior a los tres metros y a su lado descansan, en tres fragmentos, otros seis metros de su mismo tronco. En la subida a la iglesia aparecen tumbados los cinco metros de un ejemplar extraído en el Vallejo la Zarza. El tercero, a la entrada del pueblo, está formado por trozos recogidosen lugares próximos.
A estos troncos visibles hay que unir los huecos dejados por los árboles en las rocas areniscas.
Son los llamados moldes. Uno de ellos, quizá el más espectacular, se sitúa en la misma roca del Castillo y es una oquedad conocida como la Cueva de los Moros cuya longitud es de ocho metros.

También han aparecido en Castrillo de la Reina (uno transportado al museo de la calle Miranda de Burgos y otro al museo de Ciencias Naturales de Madrid), Salas de los Infantes, Cabezón de la Sierra, Contreras… En Palacios de la Sierra hay colocados dos trozos de un metro a la puerta de sendas viviendas. En Quintanar de la Sierra se hallaron trozos de unos veinte centímetros en el entorno de la Virgen de la Guía.